Saturday, August 31, 2013

MENSAJE DEL GRUPO MARXISTA-LENINISTA REVOLUCION O BARBARIE EN CONTRA DE LA GUERRA IMPERIALISTA EN SIRIA



En el imperialismo (fase superior y decadente del capitalismo), cuando las relaciones capitalistas de producción han alcanzado el dominio mundial y los bloques imperialistas se han formado, la pugna del capital financiero internacional por la obtención de nuevos mercados y fuentes de recursos naturales y, en general, por la consecución de las condiciones propicias para la extracción de plusvalía, deviene un factor inherente al funcionamiento del capitalismo. Así, a medida que la burguesía imperialista se desarrolla, va generando vínculos con fracciones de las burguesías de los países oprimidos, supeditándolas a sus proyectos y estableciendo aparatos estatales que favorezcan sus intereses. Sin embargo, en esta incesante -y, en periodos de crisis, urgente- búsqueda de ganancias, las potencias imperialistas chocan, no ya con otros bloques o sus correspondientes Estados subalternos, con los cuales el conflicto es seguro pero no inmediato, sino con Estados que por su propia configuración de clase gozan de cierta autonomía tanto política como económicamente respecto a los imperialismos extranjeros, sin que ello les impida relacionarse de forma preferencial con alguno de estos.

Este es el caso de Siria, que, por su posición estratégica en el Medio Oriente, las importantes reservas de gas que posee, así como por un posible futuro empleo del país como trampolín hacia Irán, hacen de la república árabe un objetivo ya inminente del imperialismo occidental. El enfrentamiento, lejos de ser iniciado por un movimiento popular tal y como aseveraron en un principio los medios de comunicación del imperialismo occidental o como lo hace todavía hoy el trotskismo, está siendo llevado a cabo por fuerzas fundamentalistas islámicas de corte ultrarreaccionario (en su gran mayoría provenientes de otros territorios), opuestas al Estado laico sirio. Mientras que en un comienzo las potencias occidentales impulsaron estos sectores de forma indirecta y torpemente disimulada mediante financiación o instrucción militar, en tanto que ha ido evolucionando la guerra, su apoyo se ha ido manifestando más explícita y directamente, hasta que, a día de hoy, es fácil comprobar en la prensa burguesa el reconocimiento franco de este hecho por parte del bloque imperialista occidental. Con todo, el ejército gubernamental ha logrado avanzar en detrimento de los «rebeldes» durante los últimos meses, obligando así al imperialismo a hacer un cambio cualitativo en su estrategia depredadora y pasar a la intervención militar, que parece ya inmediata. Por tanto, el conflicto sirio no es fruto de una «oposición» interna como quieren hacernos ver los voceros burgueses, sino que responde a una agresión imperialista encabezada por EEUU, Europa, Turquía, Arabia Saudí, Qatar e Israel, entre otros. Ahora bien, no podemos olvidar que, en última instancia, el «conflicto sirio» no es sino una manifestación más del enfrentamiento creciente entre los dos grandes bloques imperialistas en el mundo, el «occidental» y el «oriental» (encabezado este último por Rusia y China).

Naturalmente, los comunistas debemos posicionarnos en contra de cualquier ofensiva realizada por el imperialismo y apoyar la lucha antiimperialista que está llevando a cabo el pueblo sirio, además de reivindicar el derecho de autodeterminación de los pueblos. No obstante, este tipo de lucha debe ir subordinada a la lucha revolucionaria por la dictadura del proletariado y el comunismo y, por consiguiente, debe utilizarse  para estos propósitos. Asimismo, a pesar de estar enfrentada al bloque hegemónico occidental, la República Árabe Siria mantiene una esencia de clase burguesa, siendo la burguesía “nacional” la clase dirigente del estado, a través de la alianza llamada Frente Nacional Progresista, formada también por otros sectores democrático-populares. La composición de clase de este tipo de estado revela que no se trata, al contrario de lo que afirma el revisionismo, de un país socialista, sino que entre el actual Estado sirio y el Nuevo Poder media una ruptura que tiene que efectuarse por la vía revolucionaria. Aun así, la constatación de que el proletariado no tiene a día de hoy el poder en Siria y que debe conquistarlo para la consecución de los objetivos estratégicos del socialismo y el comunismo, no supone caer en la tesis izquierdista de abandono del apoyo a la lucha antiimperialista que está desarrollando la República Árabe Siria. Esta postura, que de forma acertada comprende que los intereses del proletariado sirio no están expresados en ningún bando, concibe erróneamente a ambas facciones como unilateralmente enemigas, sin considerar el aspecto progresista que representa la lucha antiimperialista, que puede estar correcta y necesariamente enmarcada en el proceso revolucionario. Por otro lado, si bien los comunistas debemos denunciar en cualquier latitud que la democracia burguesa no deja de ser una dictadura encubierta de la burguesía contra las masas explotadas, no podemos obviar el hecho de que determinados formatos de dominación estatal de la burguesía ofrecen menos posibilidades para el desarrollo de la lucha de clases revolucionaria. Es obvio que una Siria fragmentada y con el poder político en manos de salafistas a sueldo del imperialismo occidental supondría un nuevo y formidable obstáculo para avanzar en el proceso de constitución de un genuino movimiento revolucionario sirio.

Precisamente por esos intereses comunes que el proletariado comparte momentáneamente con la burguesía nacional siria y los sectores democrático-populares frente al imperialismo extranjero, no solamente es factible, sino también obligatoria, la alianza táctica –y no estratégica- con estas clases, actualmente en la dirección del viejo Estado. Desprovisto de esta alianza antiimperialista, el proletariado será incapaz de derrotar la agresión imperialista por sí solo y saldrá en una posición inferior en la lucha de clases de la que empezó. Tales son los efectos de una posición izquierdista en esta cuestión.

Sin embargo, es imprescindible que en dicho vínculo se conserve, en todo momento, la independencia ideológica y política del proletariado sirio; esto es, haberse constituido previamente en Partido Comunista, y en consecuencia, conformar un movimiento revolucionario a fin de que no actúe como furgón de cola bajo el programa de la burguesía nacional (como actualmente sucede con el revisionista Partido Comunista Sirio, que mantiene la unidad orgánica con el Frente Nacional Progresista), clase que ha demostrado, a lo largo de la historia, una actitud claudicante frente a las ofensivas imperialistas más contundentes. Únicamente de este modo el proletariado, una vez solventado el peligro imperialista, estará en condiciones de iniciar consecutivamente la lucha por la destrucción del Estado burgués sirio mediante la organización del Nuevo Poder. En este sentido, debemos rescatar dos de las experiencias revolucionarias del siglo XX en los países oprimidos (la china y la albanesa) y recordar cómo, en momentos en que gran parte de la burguesía del país dependiente se muestra en el fondo indecisa ante las acometidas del imperialismo, el proletariado revolucionario -organizado en su Partido de nuevo tipo- tiene enormes posibilidades para arrebatarle a la burguesía la dirección del frente antiimperialista y, con el prestigio ganado ante las masas por su efectividad político-militar, el Partido Comunista puede convertir de forma eficaz la lucha antiimperialista en lucha contra el viejo Estado de su propia burguesía.

Desafortunadamente, la derrota del Ciclo de Octubre y la liquidación del marxismo por parte del revisionismo impide, tanto al Movimiento Comunista Internacional en general como a los comunistas sirios en particular, emprender cualquier tipo de acción revolucionaria a corto plazo que pueda transformar la agresión imperialista en guerra civil revolucionaria. Para ello es indispensable, como venimos diciendo desde Revolución o Barbarie, la existencia previa de un Partido Comunista constituido sobre la base de la ideología revolucionaria del marxismo, por lo que la reconstitución ideológica y política del comunismo a nivel internacional pasa a ser requisito insoslayable para la destrucción del sistema de dominación capitalista así como de las guerras que origina.


¡Viva la lucha antiimperialista del pueblo de Siria!

¡Por la reconstitución ideológica y política del comunismo!

Revolución o Barbarie


http://revolucionobarbarie.wordpress.com/2013/08/30/la-agresion-imperialista-contra-siria-y-la-revolucion-proletaria/

Tuesday, August 20, 2013

SI LA IZQUIERDA DOMINICANA NO OBEDECE LAS LEYES BASICAS DEL MARXISMO-LENINISMO, ESA IZQUIERDA VA A SER IGUAL QUE ZAPATERO, Y MICHELLE BACHELET (SOCIALISTAS DE MENTIRAS, SOCIALISTAS LIGHT, NEOLIBERALES Y CAPITALISTAS) Y EL PAIS VA A SEGUIR IGUAL DE POBRE Y ATRASADO.


Estimados amigos, en los eventos a raiz de los fraudes bancarios en el 2003 hasta ahora, los huelguistas del pais mostraron su determinación y militancia y comenzaron a organizar su propia autodefensa efectiva. Sin embargo, por lo que hemos visto, ningún partido de izquierda apoyó un plan necesario para la autodefensa armada de las masas obreras, demandaron que los dirigentes de la huelga organizaran su defensa o ni siquiera discutieron la necesidad para tal propaganda. La falta de todo esto garantizaba de antemano la derrota. ¡Por un lado, este es un país donde se encuentran grandes cantidades de armas y, por otro lado, la policía constituye una amenaza constante! 

La izquierda dominicana en general también ha fracasado totalmente en nunca haber armado a los trabajadores del pais políticamente (osea en desde la dirigencia de los partidos marxistas no ofrecer clases de filosofia marxista-leninista, osea de la teoria de como tumbar a los gobiernos capitalistas y reemplazarlos por gobiernos obreros marxistas-leninistas. Y esa teoria esta muy claramente explicada en los textos basicos de Marx, Engels, Lenin, Stalin, Mao y los demas fundadores del comunismo).   Ustedes mismos saben que muchas cosas en este pais se quieren hacer a lo loco, a la brigandina, sin llevarse de metodos cientificos. 

Sobre todo, ¿Cuál ha sido el propósito de los llamados a  “huelgas generales”? Bajo ciertas circunstancias, una huelga de protesta de uno o dos días de duración puede constituir un paso efectivo. Este no fue este el caso en la República Dominicana. Para cambiar el balance de fuerzas, la lucha necesitaba intensificarse vertiginosamente. Pero los dirigentes de los trabajadores nunca lucharon para lograr esto. 

Una huelga general puede ser una manera vital de lograr la unidad de la clase trabajadora al utilizar el poder de la clase obrera para paralizar la economía y lograr verdaderos alcances. Cualquier huelga general seria, mas allá de un ejercicio de protesta de uno o dos días, también puede tener un efecto dramático sobre la conciencia política de los trabajadores; los mismos trabajadores empiezan a organizar su propia lucha y, de hecho, su propia manera de conducir la sociedad. 

Inevitablemente surgen asambleas y consejos obreros para tomar las decisiones de la lucha. Estas a la vez, se convierten en foros donde los partidos socialistas dominicanos como el Partido Alianza Pais, Junto Podemos del General Percival, El Frente Amplio y otros pueden discutir a favor de sus propuestas y visiones y tratar de convencer a sus compañeros trabajadores: pueden surgir nuevos dirigentes, y, de hecho, puede desarrollarse en la lucha un auténtico partido comunista de la clase trabajadora. 

Como comentaba frecuentemente Stalin, cualquier huelga general seria plantea la cuestión del poder estatal. A pesar de lo que se logre inmediatamente en una huelga general, la clase trabajadora comienza a crear sus propias instituciones y se percata de que las únicas alternativas reales son la continuación del poder estatal capitalista o la revolución comunista para establecer el poder estatal obrero. 

  Por estas razones, el profesor Narciso Isa Conde, Ramon Almanzar y todos los demas intelectuales y lideres de la izquierda dominicana siempre han abogado a favor de la arma de la huelga general como la mejor táctica para combatir contra los ataques capitalistas del gobierno del ex-presidente Dr. Leonel Fernandez, y en contra de la clase capitalista que es propietaria de los grandes medios de produccion de nuestro pais. Pero esto también significa explicar consistentemente a los pobres que solamente una revolución comunista obrera, la derrota del estado capitalista peledeista y su reemplazo con un estado obrero comunista (Exclusivamente para la clase pobre dominicana) podrá lograr y sostener las demandas de los trabajadores de nuestro pais.  Ninguna organización izquierdista dominicana que sepamos todavia no ha cumplido con este esencial trabajo de propaganda marxista-leninista. 

El etapismo izquierdista
Trabajadores dominicanos que muy contentos siguen a los partidos comunistas en las huelgas generales y votan a favor de estos arrolladoramente a posiciones sindicales nunca le han dado más de 10% de sus votos en las elecciones presidenciales. Desconectados (hasta ahora) de una muy limitada experiencia de independencia de clase que han ejercido en la lucha, los trabajadores por costumbre han votado a favor del PRD o, mas recientemente, por el PLD. ¿A que se debe esto? La razón es el programa y la practica deficiente de los mismos partidos comunistas del pais.

Por lo que hemos visto hay un problema en la teoria revolucionaria de los partidos comunistas del pais.  La mayoria de los intelectuales de la izquierda dominicana, creen que la revolución dominicana debe hacerse en dos etapas. La primera, la etapa anti-imperialista, requiere la participación unitaria de casi todas las clases, incluyendo a los capitalistas. El imperialismo, extranjero, mayormente norteamericano, ha evitado que la burguesía dominicana se desarrolle como una burguesía nacional sobre una economía con un desarrollo balanceado. Solamente luego de primero liberar la economía capitalista de la dependencia del imperialismo norteamericano y de sus lacayos más abiertos podrá entonces la clase trabajadora enfrentarse a la burguesía nacional; solamente entonces, dice la teoría, será la hora de abogar a favor de la revolución socialista obrera. Hasta entonces, los pobres y explotados dominicanos, desde los trabajadores y campesinos hasta la clase media y hasta la pequeña y gran burguesía deberán mantener una alianza estratégica. Pero bajo tal teoría, la etapa donde los trabajadores podrán luchar a favor de si mismos, por la revolución socialista, nunca se logra. Y tal perspectiva no provee ninguna razón de principios para no votar a favor de los partidos tradicionales PLD y PRD y por los candidato burguéses menos malo, aun donde partidos izquierdistas Alianza Pais, El Frente Amplio, y los demas partidos emergentes lleven a cabo campañas eleccionarias a la par. 

El mayor grupo izquierdista de la década de los setenta, el Movimiento Popular Dominicano (MPD), sostuvo esta ideología populista de la clase media. Bajo la presión de las luchas de trabajadores de masas, se fragmentó a finales de esa década. Varios grupos salidos del MPD se autodenominan casi todos partidos “de los trabajadores” o “comunistas” pero todavía retienen el programa populista del MPD. Los trabajadores han visto a muchos de estos partidos de izquierda llevar esta ideología a su conclusión más lógica coaliciones electorales o hasta fusiones con partidos  del sistema PLD y PRD. 

Hasta ahora los trabajadores dominicanos no han visto una alternativa revolucionaria verdaderamente auténtica. Y por ende una gran cantidad de gente de la clase trabajadora votó a favor del Lic. Danilo Medina, esperanzados contra la esperanza de lograr unas condiciones un poco mejor de lo que han gozado hasta ahora mientras que saben a ciencia cierta y a otro nivel que este tipo no es ningún héroe. Pero los trabajadores simplemente no vieron otra alternativa. 

“El escoger a los menos malos”, por cierto, les conviene grandemente a los imperialistas y a los capitalistas del patio. Significa básicamente que los explotados y superexplotados aceptan la vida de porqueria, la ignominia, el dolor fisico y mental, y la tragica y miserable existencia que llevan la mayoria de los dominicanos. Los gobernantes están muy felices que la clase trabajadora todavía no ve la posibilidad de una nueva sociedad socialista en la Republica Dominicana, donde a cada ser humano se le garantizará una vida decente, con el sueldo minimo en $30 mil pesos mensual, servicios medicos gratis, universidades gratis, y la electricidad, las compañias telefonicas, el area de bienes raices, los colegios, el transporte urbano, industrias, factorias, y las lineas aereas nacionalizadas bajo la propiedad gubernamental -- y todas las formas de racismo, y otros maltratos que existen en la Republica Dominicana podrán ser erradicados. 

Los gobernantes saben que una vez grandes números de trabajadores entiendan que nuestra clase tiene el poder para llevar a cabo el socialismo, el imperialismo y el capitalismo estara condenado al fracaso en la Republica Dominicana

La alternativa cientifica, marxista-leninista, socialista y trujillista
Los revolucionarios cientificos y auténticos rechazan la teoría de las dos etapas, que históricamente se ha convertido en una cobertura para que los partidos burgueses neoliberales, reformistas, revisionistas y social-democratas como el PLD, PRD y en otros paises Zapatero, Michelle Bachelet (Ex-presidente de Chile), Dilma Rousseuf (Presidente de Brazil y otros burgueses reformistas) esten a favor de peligrosas alianzas con supuestamente sectores progresistas de la burguesía. Stalin entendió que en la época imperialista todos los sectores de la burguesía nacional, incluyendo a los gobernantes de las naciones oprimidas, tienen intereses de clase completamente atados a la propiedad capitalista, a los paises imperialistas (EE.UU y Europa) y, por lo tanto, son hostiles a las necesidades de la clase trabajadora Dominicana, y a los intereses de la Republica Dominicana (Fijense que yankistas son los dueños de colegios privados, de supermercados, de dealers de carros, de tayyeres de vehiculos, de bancos, de clinicas privadas etc).  Por eso entre los sectores que derrocaron al Gobierno del Ex-presidente Trujillo existian sectores de la burguesia nacional aliados al sistema capitalista y al Imperialismo.  Por eso la estrategia de los verdaderos revolucionarios dominicanos hace un llamado a favor de la lucha independiente de la clase trabajadora en alianza con el campesinado y todos los oprimidos, excluyendo a todos los dominicanos propietarios de negocios y empresas, ya que estos por su naturaleza estarian en contra de una dictadura de clase obrera y del campesinado dominicano

Un gobierno obrero socialista requiere un nivel mucho más alto de producción y recursos de los que se pueden lograr bajo el capitalismo. Requiere la construcción de una economía internacional de cooperación, solamente posible con la derrota del capitalismo en un número de países y una federación socialista de los resultantes estados obreros, como la Federacion de los paises del ALBA y del MERCOSUR. 

El internacionalismo revolucionario es fundamental a la estrategia para lograr el socialismo. Como un paso en esa dirección, los verdaderos revolucionarios subrayan la importancia de fomentar atraves de la union con los gobiernos de Venezuela, Ecuador, Nicaragua, Cuba, Bolivia y demas paises con gobiernos obreros un programa auténticamente revolucionario para la unidad obrera y la revolución socialista a través del mundo entero. 

Algunos socialistas de mentira reclaman falsamente que la revolución internacional significa revoluciones simultáneas en varias naciones,  como si tal cosa se pudiese decretar. Sin embargo, el ambiente altamente globalizado de hoy día permite unas comunicaciones instantáneas atraves del internet y obliga a muchos trabajadores y oprimidos alrededor del mundo encarar al mismo enemigo imperialista, las mismas condiciones básicas de vida, y hasta las mismas compañías multinacionales como Exxon, Shell, Mcdonalds, Nestle, Wal Mart.  La historia reconoce que una revolución en un país podría fácilmente inspirar y expandirse a otro país. Y de hecho la diseminación de la revolución es una parte esencial de la estrategia cientifica para lograr el socialismo a nivel mundial

La necesidad de la unidad de la clase trabajadora y la revolución internacional se contrapone contra la enemistad contra los haitianos propagado a propósito y continuamente por la clase gobernante dominicana. Un partido auténticamente revolucionario lucharía contra el anti-haitianismo que es fundamental para la lucha de la clase trabajadora en la República Dominicana. 

Todo esto requiere la construcción de una nueva dirección obrera, un verdadero partido revolucionario obrero. Los trabajadores políticamente más conscientes tienen que comenzar a construirlo. 

                                                                                                      

Saturday, August 3, 2013

BREVE PERO PROFUNDO ANALISIS DEL PARTIDO COMUNISTA DE VENEZUELA SOBRE LA ECONOMIA VENEZOLANA


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Por: Fernando Arribas García*.

Especial para Tribuna Popular Nº 223.- Transcurrida ya la mitad del año, y publicados los datos oficiales del Banco Central de Venezuela (BCV) acerca del desempeño de la economía nacional en los primeros meses de 2013, ha llegado de nuevo el momento de descifrar las tendencias económicas recientes del país y fraguar pronósticos sobre lo que nos espera en el futuro cercano.
Por esta época el año pasado (ver TP N° 209), teníamos tanto buenas como malas noticias: de un lado, se presentaba un panorama favorable en el corto plazo, como resultado del aumento del consumo tanto público como privado, alimentado por el influjo de petrodólares y las políticas oficiales de expansión del gasto; pero por otro lado, veíamos negros nubarrones que nos afectarían unos meses más tarde bajo la forma de crecimiento de la inflación, devaluación de la moneda, desaceleración del crecimiento económico y aumento de la deuda pública y el déficit fiscal consolidado.
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Lamentablemente, nuestros pronósticos más pesimistas se cumplieron, por el efecto acumulado de los errores y la ineficiencia del gobierno en la dirección de la economía nacional especialmente a partir de 2007, que han agravado las debilidades estructurales que arrastramos desde hace décadas. Debido a ello, esta vez sólo tenemos malas noticias que dar, tanto para lo inmediato como para los meses venideros.

La economía nacional, según indica el propio BCV, apenas crece a una tasa minúscula de 0,7%, muy lejos de los estimados de 6% que hacía el gobierno unos meses atrás; la moneda nacional, devaluada en 46,5% en febrero, continúa dando traspiés y se agrandan las probabilidades de que haya una nueva devaluación en el futuro cercano; los indicadores de endeudamiento y déficit fiscal siguen muy lejos de estabilizarse y en breve tiempo podrían deteriorarse todavía más; la inflación ha llegado a 19,4% en apenas cinco meses y ya excedió con creces el estimado de 16% que manejaba el gobierno para todo el año.
En suma, la tendencia dominante en este momento, y que podría marcar la situación del país para el resto del año, comienza a parecerse a lo que los economistas describen con el neologismo inglés «stagflation» (o «estanflación» en castellano, palabra compuesta por stagnation, estancamiento, e inflation, inflación), término con que se conoce una rara y grave enfermedad económica que ya nos había afectado durante el período 2009-2010.
QUÉ ES LA ESTANFLACIÓN
Se trata de una situación muy atípica, en que se combina la desaceleración económica, pero sin sus efectos atenuantes, con una alta inflación, pero sin las causas estructurales favorables de ésta. En general, la teoría económica tiene por cierto que los períodos de rápida expansión suelen inducir a un aumento de la inflación (el llamado «recalentamiento de la economía»), como resultado de los desequilibrios momentáneos de mercado causados por el rápido crecimiento relativo de la demanda, que no puede ser satisfecha por los niveles pre-existentes de oferta. Y al contrario, los períodos de estancamiento o recesión, durante los cuales bajan los niveles generales de actividad, se desacelera la circulación de capitales y tiende a aumentar el nivel de desempleo, se caracterizan por una contracción relativa del consumo y la demanda, por lo que es esperable que la inflación decrezca y en los casos extremos hasta se revierta (deflación).
Así, se estima que en general la inflación y la desaceleración son mutuamente excluyentes. Y por lo tanto, ante los rigores de las crisis económicas por lo común nos queda el alivio de la baja inflación que suele acompañar a éstas, y ante los perjuicios de la alta inflación normalmente nos queda el consuelo de que esta última ha sido causada por un rápido y vigoroso crecimiento general de la economía y del nivel de ocupación.
Pero en economías con graves desequilibrios coyunturales, puede darse ocasionalmente la inusual combinación de ambas: estancamiento o hasta decrecimiento con alta inflación. Tal cosa ocurrió a mediados de la década de 1970 en países como EE.UU. y Reino Unido, como resultado, entre otros factores, de la abrupta subida de los precios petroleros mundiales, que causó una recesión global, y de la decisión de las autoridades de ampliar la masa monetaria para tratar infructuosamente de reactivar la economía.
Lo que hace a la estanflación tan temible y dañina es precisamente que, como ocurrió entonces en casi todo el mundo capitalista desarrollado, los mecanismos habituales que tienen las autoridades para paliar uno de sus componentes resultan necesariamente agravando al otro: al intentar estimular la economía inyectándole más liquidez, terminan intensificando la inflación; y al contener el tamaño de la masa de dinero para tratar de detener la inflación, terminan desacelerando la circulación de capital y dificultando la reactivación económica.
Hay, finalmente, unos pocos países en el mundo, como Venezuela y Zimbabwe, donde los desequilibrios no son coyunturales y más o menos pasajeros sino crónicos y estructurales, y donde, en consecuencia, esta rara enfermedad económica puede ocurrir con frecuencia relativamente elevada. En nuestro país, ha ocurrido al menos en seis de los últimos 16 años, y, según indican los datos más recientes, podría estar ocurriendo de nuevo. Veamos.
ESTANCAMIENTO ECONÓMICO
Podemos considerar que un país padece estancamiento económico cuando la tasa porcentual anualizada de variación de su Producto Interno Bruto (PIB), incluso si es positiva, resulta inferior a su tasa porcentual anualizada de variación demográfica. En otras palabras, aunque haya un crecimiento real absoluto del PIB, si éste es inferior al crecimiento de la población, y por lo tanto hay en términos per capita un decrecimiento real del PIB, se considera que el país sufre estancamiento económico.
En el caso de Venezuela, la tasa de crecimiento demográfico anual ha bajado de 2,0% en 1997 a alrededor de 1,5% en la actualidad, según estimaciones del Instituto Nacional de Estadísticas (INE); cualquier tasa de crecimiento del PIB para un período dado que no sea como mínimo igual a la correspondiente tasa de crecimiento de la población, indica estancamiento económico. Como ya queda dicho, el BCV reportó hace unas semanas que la tasa anualizada de crecimiento del PIB para los tres primeros meses de 2013 fue de apenas 0,7%, lo que significa que, aunque no estamos en recesión (al menos no todavía), sí estamos ya económicamente estancados, como lo estuvimos por ocho trimestres consecutivos durante los años 2009-2010, por siete en 2002-2003, y por seis en 1998-1999. [GRÁFICO 1]
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Obsérvese que, a diferencia de los anteriores períodos de estancamiento, esta vez ni hay una crisis política aguda en Venezuela (como sí la hubo en los años finales del siglo anterior, y de nuevo en el bienio del golpe de estado y paro petrolero), ni estamos bajo los efectos de una crisis global (como las de 2001-2002 y 2008-2009) a la que atribuir el pobre desempeño de nuestra economía.
ECONOMÍA «REAL» EN DECLIVE
El panorama luce todavía peor si analizamos el detalle de ese magro crecimiento. En efecto, el reporte trimestral del BCV indica que ha continuado el declive de los sectores claves de la economía «real» del país, esto es, de la producción efectiva de bienes y servicios. La producción manufacturera, por ejemplo, decreció 3,6% en el trimestre, con lo que retrocedió al nivel absoluto que tenía en 2006, y continuó su tendencia de larga data a perder peso porcentual en el PIB: ya no llega a 13,9% del total de la economía, frente a 18,4% en el mismo trimestre de 1997.
La minería, tradicionalmente minúscula, decayó un 25,3% adicional; las actividades petroleras continúan estancadas con una muy baja tasa de crecimiento (0,8%); y de la agricultura mejor ni hablar, que el propio BCV continúa sin encontrar razones para hacerlo. Incluso la construcción, sector que había mostrado un comportamiento favorable a lo largo de seis trimestres consecutivos, en buena medida por los efectos de la Gran Misión Vivienda Venezuela y otros grandes proyectos gubernamentales de infraestructura, tuvo ahora una abrupta caída: de +31,4% en el primer trimestre del año pasado a -1,2% en enero-marzo de este año.
Y para colmo de males, el sector que mejor desempeño tuvo en el trimestre fue el bancario y financiero (+31,0%), con lo que suma nueve trimestres seguidos de rapidísimo crecimiento y aumenta su peso en el PIB total a 6,8%, frente a 2,2% en 1997. Asimismo, tuvieron desempeño positivo los sectores de comercio (+3,4%) y comunicaciones (+6,0%), que tampoco han parado de crecer desde hace varios años. En suma, no sólo el crecimiento total del PIB fue escaso, sino que se debió principalmente a los sectores que menos interesa desarrollar con miras al fortalecimiento productivo y el robustecimiento de la soberanía económica.
ALTA INFLACIÓN
No es fácil construir una definición formal estándar de alta inflación, puesto que la tasa de variación del índice de precios muestra gran variabilidad de país a país e incluso de época en época dentro de un mismo mercado nacional. Esto es especialmente cierto en Venezuela: lo que hoy se consideraría como una tasa de variación de precios inaceptablemente alta en la mayoría de los países, resultaría asombrosamente baja para el nuestro, afectado por inflación crónica desde hace décadas y con tasas anuales de variación de precios que suelen ser muy superiores a las internacionales.
A falta de mejor criterio, usaremos como valor de referencia la media aritmética histórica de inflación del área metropolitana de Caracas entre enero 1997 y diciembre 2012 (puesto que el Índice Nacional de Precios sólo comenzó a ser reportado a partir de 2008): tasa anualizada de 23,4%. Así, cualquier tasa de inflación que sea superior a ese valor de referencia constituirá alta inflación en el contexto venezolano actual. Y tómese en cuenta que, para ese mismo período histórico, la media de inflación anualizada para todos los países del mundo es de apenas 4,3%, y para todos los países de Latinoamérica y el Caribe es de 7,5%.
Pues bien, según los reportes oficiales del INE y el BCV, con el gran salto de 6,2% registrado en mayo, la tasa anualizada de inflación en Caracas alcanzó 33,7% (para toda Venezuela, el salto mensual en mayo fue de 6,1%, y la tasa anualizada llegó a 35,2%). Estamos así, desde marzo de este año, por encima de los valores de referencia que establecimos en el párrafo anterior, como lo estuvimos también, de manera ininterrumpida, desde enero 2008 hasta marzo 2012, de julio 2002 a marzo 2004, y de enero 1998 a julio 1999 [GRÁFICO 2].
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Tras la entrada en vigencia del «Decreto-Ley de Costos y Precios Justos» a fines de 2011, hubo por varios meses una cierta moderación de las tendencias inflacionarias en el país, y se logró bajar la inflación anualizada desde 29,0% en diciembre de ese año a 18,2% en noviembre 2012. Ello se debió a que, con la aplicación de este instrumento legal, el gobierno logró controlar parcialmente la especulación comercial y la falsificación de costos y precios por los empresarios. Parcialmente, insistimos, pues como ha quedado demostrado, la corrupción y la ineficiencia en el seno del Instituto para la Defensa de las Personas en el Acceso a Bienes y Servicios (INDEPABIS), conspiraron contra el éxito pleno de esta iniciativa.
¡PRODUCIR, PRODUCIR, PRODUCIR!
No obstante, como ya lo dijimos en oportunidades anteriores (ver TP N° 210), los principales componentes de la inflación no son esos que el gobierno pretendió controlar por vía administrativa o punitiva, sino otros de naturaleza estructural, derivados de nuestra economía rentista, monoproductora y dependiente, que han estado activos desde hace varias décadas y que siguen sin ser adecuadamente atendidos:
-Escasa producción nacional y con baja eficiencia;
-Limitación de la oferta versus estímulo a la demanda;
-Dependencia creciente de las importaciones;
-Altos índices de liquidez interna y circulación monetaria;
-Dolarización de los precios.
Aunque en el mejor de los casos se lograse controlar por completo los componentes especulativos de la inflación, no sería posible derrotarla definitivamente mientras no se atiendan los componentes principales de este fenómeno, derivados de los problemas de orden estructural que aquejan a nuestra economía. Por ello, incluso si el éxito en la lucha contra la especulación hubiera sido rotundo, era previsible que los efectos benéficos de la aplicación del Decreto-Ley se fueran atenuando en breve tiempo, como lamentablemente ha ocurrido. Desde principios de 2013, el gobierno ha tenido que autorizar reajustes de precios y costos de diversos bienes y servicios hasta niveles más realistas que los vigentes el año pasado, con lo que la espiral inflacionaria ha ganado nuevos ímpetus.
Así que en el primer trimestre de este año se cumplieron ambas condiciones (estancamiento económico y alta inflación) para hablar de estanflación en Venezuela; nos preocupa que esto se repita en los trimestres sucesivos, con lo que habríamos entrado formalmente en un periodo estanflacionario de nuevo.
Lo único positivo es que, precisamente por lo deforme y desquiciado de nuestra economía, nuestra estanflación no es como la de los países «normales», puesto que nuestra alta inflación no se debe a un «recalentamiento» momentáneo como resultado de un período de rápido crecimiento, sino, por el contrario, a que la economía productiva del país se mantiene muy fría desde hace décadas y con tendencia a enfriarse más.
Y esto es «bueno» porque, a diferencia de los otros países, en nuestro caso el remedio para la estanflación es, al menos conceptualmente, muy simple, puesto que podríamos atender ambos componentes de la enfermedad con un mismo remedio: aumentar la producción nacional de bienes y servicios esenciales con niveles crecientes de eficiencia, con lo que no sólo se robustecería el aparato productivo nacional y se saldría del estancamiento económico, sino que se supliría adecuadamente el mercado, se resolvería el problema de escasez relativa de oferta y se solucionaría uno de los principales componentes estructurales de la alta inflación crónica.