Friday, September 27, 2013

EL REVISIONISMO DEL SOCIALISMO DEL SIGLO 21. UNA CRITICA MARXISTA-LENINISTA, ARTICULO DE PEDRO JOSE MADRIGAL REYES PUBLICADO EN REBELION EL 5 DE SEPTIEMBRE, 2013




Una crítica marxista-leninista 

Advirtamos que desde la caída del bloque socialista la izquierda se ha desarrollado a una «completa revisión» de las teorías del Socialismo Científico - negándolo como el conjunto de teoría más avanzadas de emancipación proletaria resultante del pensamiento marxista-leninista-, y a una «reconfiguración», digamos, de su estrategia y su táctica bajo la premisa de la supervivencia, al menos eso se desprende del comportamiento general de las organizaciones que se autodefinían entonces bajo ese espectro político. Pero sería pueril determinar que esas desviaciones se dieron a efectos de la caída del bloque, pues el «mérito», quiérase o no, fue del revisionismo [1]. Desde que este se hizo con el poder en la URSS, impulsó esa tendencia, tomando como punto de partida el infausto XX congreso del PCUS de 1956. Es necesario puntualizar que el primer revisionismo en el poder fue el titoismo yugoslavo, el cual apareció sin ambages en 1948, aunque este no llegó a influir de forma tan amplía y coordinada con el jruschovismo [2] –con el que coincidía en sus propósitos antisocialistas–, lo cierto es que su relevancia fue notable, la reacción a dicha aparición supuso una efervescencia en la lucha de clases en todos los Partidos Comunistas del mundo frente a esa nueva rama del revisionismo moderno. La diferencia fundamental en cuanto al grado de triunfo en el movimiento obrero de este movimiento comparado con el jruschovismo fue ínfima al principio –pues el campo socialista combatió con eficacia sus desviaciones–, precisamente bajo el liderazgo de Jruschov su reproducción en las organizaciones marxistas-leninistas fue notable; en ese sentido, el jruschovismo a diferencia del titoismo tuvo un curso diferente, este se introdujo desde el inicio en el PCUS y se esparció a las demás organizaciones gracias a la autoridad alcanzada por los Bolcheviques tras décadas de lucha proletarias consecuente. 

Desde ese momento –el revisionismo– se desarrolló hacia la hegemonía en todo el campo socialista, y claro está, también en aquellas naciones del capitalismo periférico [3] en donde existían Movimientos de Liberación Nacional en desarrollo o en el poder, o lo que es lo mismo el revisionismo logró convertirse en la ideología dominante sobre todo bajo la bandera de la Particularidad Nacional. A la luz de los hechos históricos, a diferencia de la retahíla burguesa sobre el fin del «socialismo real», podemos determinar que lo que verdaderamente fracasó fue el revisionismo, su teoría y su praxis, que en esencia se trató de una suerte de contrarreforma de índole burguesa y pequeñoburguesa introducida en las organizaciones de vanguardia ya fuera por el elemento intelectual, oportunista y vacilante, o por el elemento burgués que dormía en las filas de las organizaciones, sin olvidar al aciago burócrata tanto al que se heredó de la vieja sociedad como al nuevo que mutó hacia posiciones retardatarias, constituidos todos en el fundamento de todos estos procesos de pérdida de la identidad de clase. Esto no quiere decir que la burocracia es una clase social, sino que si el trabajador burócrata posee una pobre conciencia de clase acaba convirtiéndose en un elemento que reúne las mismas características ideológicas y hábitos extraños al marxismo-leninismo que posee el burgués y el intelectual pequeñoburgués, pues el modo de vida aburguesado le beneficia; o sino inconscientemente a causa de su «apoliticismo» o pobre formación acaba zozobrando en el egoísmo, la vanidad y demás vicios en sus tareas diarias, buscando siempre la máxima de su beneficio, despreciando al colectivo. Es decir, la burguesía, no solo se sostiene y reproduce porque detenta el poder, o por la apropiación de los medios de producción, sino y sobre todo por la cultura de dominación que desarrolla al fin y que los revisionismo enquistados en el Partido no llegan a combatir. Es conocida la tesis de ciertos revisionistas que si bien aparentan e incluso llevan a cabo una leve lucha de clases [4] contra la burguesía, hacen un pausa total de la lucha de clases en campos como el arte, la cultura, o la educación, evocando a las viejas concepciones burguesas sobre la «libertad», la lucha contra el conservadurismo y la promoción de la innovación y lo moderno; con ello introducen los vicios del liberalismo que se instalarán tanto en la conciencia de los miembros del Partido como de las masas sin partido, con lo que desarticulan al partidismo proletario y su lucha en estas áreas. 

Con el colapso del Campo Socialista los ideólogos-filósofos burgueses determinaron, especialmente influenciados por Francis Fukuyama, que se había alcanzado «El Fin de la Historia» [5], que el hecho demostraba que las leyes del desarrollo histórico no eran tales, al punto que se llegó a pretender y defender el «carácter eterno de la burguesía», bajo la falsa premisa de que la realidad concreta de las relaciones sociales se había transformado bajo el empuje de la revolución tecnológica, que la lucha de clase había llegado a su fin, y sobre todo por la hegemonía unipolar conseguida en el momento por el neoliberalismo –una consigna hoy abrazada por el izquierdismo vacilante post-moderno–, obviando que las relaciones sociales se mantenían inamovibles bajo los mismos principios descubiertos por el marxismo-leninismo. Ya antes, a mediados del siglo XX Roger Garaudy [6] fue quién tuvo el dudoso «honor» de añadir al circo absurdo de teorías del revisionismo tanto el rechazo al partidismo proletario en lo cultural, como el rechazo a la negación del papel del proletariado. También, durante ese periodo y de la mano del mismo autor, y otros de su línea ideológica, se bordó el pensamiento de que la intelectualidad era tan válida como el proletariado para llevar a cabo la función de vanguardia en la transformación de la sociedad hacia el comunismo, de igual modo se empezaron a introducir teorías que hacían apología indirecta de la sociedad capitalista aludiendo a la idea de que el proletariado «no podía llamarse como tal», pues la sociedad capitalista había dado un sustento y un lugar a dicha clase, que ésta ya no era lo que denominaba en su día Marx como proletariado, arengando además a todas las clases se dirigían hacía su unión y fusión pues las diferencias en el capitalismo actual serían «insignificantes». Veamos, mediante una cita inicial, la negación del proletariado analizado por Marx en la sociedad capitalista bajo la lente de uno de los actores del llamado «Socialismo del Siglo XXI»: 

«El mismo papel de la clase obrera hoy en día es otro. Ya aquello de la clase obrera como, ¿cómo se llama Juan, «motor de la historia». Ya el trabajo hoy es otra cosa, es distinto». (Chávez, Discurso del 28 de junio del 2007) .

Esa hegemonía del pensamiento burgués tuvo su efecto dentro de las filas de las organizaciones obreras, que sumado al revisionismo, condicionaron que las mismas ya no aspiraran a los proceso revolucionarios, y a la revolución proletaria, sino a la mera reforma del capitalismo desde el parlamentarismo, como efectivamente sigue ocurriendo; reusando con ello cuestionar los fundamentos de sistema y asumiendo tácitamente que ese era el mejor sistema posible; en efecto se trató de la génesis de lo que hoy conocemos como derecha postmoderna, que no son más que antiguos izquierdistas reconvertidos en elementos propios de la ideología capitalista. No obstante, la idea del fin de las clases, del proletariado y de la lucha de clases incluso, ya no es patrimonio exclusivo de estas «neocorrientes» sino que han cobrado mucha relevancia dentro de los actuales movimientos liderados por eso que Lenin denominó acertadamente como «partidos burgueses de clase obrera». 

La hegemonía global ejercida por el neoliberalismo afectó directamente a las organizaciones entendidas como izquierda, y la introducción de esas teorías ajenas a las misma sirvieron de puerta de entrada de sujetos y teorías que no harían sino que profundizar las contradicciones en los planteamientos económico-políticos ya existentes en organizaciones de carácter revisionista, reformista, e incluso en organizaciones marxistas-leninista debilitadas ideológicamente. Tan es así, que la lectura concreta y objetiva de aquel momento que se entendía transitorio desde el marxismo-leninismo fue marginal –pues pocos supieron verlo sin claudicar– dentro de la «izquierda». Diez años después de la traumática caída de bloque, el mundo capitalista «unipolar», sumido en una crisis sistémica construyó el ataque de bandera falsa ocurrido en World Trade Center y con ello sepultó al neoestructuralismo y su idea del «Fin de la Historia», de ese suceso surgió el «Mundo Multipolar», que sin ser ideológicamente enfrentado, pues todos los polos son expresiones de la Dictadura de la Burguesía [7], dio absoluta validez a las leyes generales del desarrollo histórico, y es ese hecho concreto lo que permite que la izquierda logre reconfigurarse, pero ha pagado un alto costo por el camino que se tradujo mundialmente en la casi absoluta vigencia del reformismo revisionista específico, el cual hoy encuentra su máxima expresión en el eclecticismo teórico-práctico del «Socialismo del Siglo XXI» [8], una suerte de «coctelera» en la que todo cabe tras una densa cortina de discurso revolucionario que se declara superior al Socialismo Científico. No es difícil observar como entre sus conceptos surgen nuevamente el socialismo premarxista, el utópico, el idealista, el anarquista, el socialdemócrata, el de los Kautsky [9], de los Bujarin, el de los Tito y de los Mao, el de los Browder y de los Proudhon, el de los Togliatti y de los Berlinguer, incluso el de los Carrillo, etc. 

Compréndase que este socialismo nunca lo ha sido ni lo será pues parte de negar la lucha de clases y las demás leyes generales del desarrollo histórico. De hecho el «Socialismo del Siglo XXI», lejos de ser una nueva teorización, se funda y se nutre de la recuperación de todas las desviaciones ya practicadas y defendidas por los revisionismos anteriores como ya se ha comentado, por ello nos concentraremos en el mismo tomando como referencias a sus predecesores. En cualquier caso aclarar que aunque hay intento de crear o de transcribir un marco teórico hasta ahora «ausente», lo que si encontramos son axiomas generales que se han ido dibujando e incorporando a la luz de los acontecimientos acompañados de una praxis bien definida y reconocible, además de la reiterada declaración de entenderse superior al marxismo-leninismo; compréndase que estas consignas son únicamente declarativas, quizá con la intención de persuadir a las bases de que se trata de una continuidad de las luchas proletarias. 

El lector observará que habrá una mayor referencia al proceso sandinista nicaragüense, y se debe a que entendemos que dentro de todos esos procesos en desarrollo este es el que resuma la mayor parte de las etapas que han llevado a esa negación del marxismo-leninismo como teoría fundamental para la construcción del socialismo; incluso, aunque sería parte de una reflexión específica sobre el sandinismo, entendemos que ese proceso es el que ha condicionado que el proceso sandinista no haya podido superar la etapa de revolución liberal burguesa-pequeñoburguesa que le ha caracterizado.



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Friday, September 20, 2013

LA UNICA SOLUCION REALISTA Y CIENTIFICA Y REAL PARA DESTRUIR DEL PODER A LA OLIGARQUIA ANTI-TRUJILLISTA Y ANTI-COMUNISTA TRADICIONAL DE SANTIAGO Y DE LA CAPITAL QUE SE HA ROBADO TODA LA RIQUEZA DEL PAIS DESDE EL 1961 HASTA EL DIA DE HOY, ES UNA GUERRA POPULAR, MEDIANTE EL USO DE ARMAS DE GUERRAS MODERNAS COMO LA AMETRALLADORA GATLING GUN, TANQUES DE GUERRAS, MISILES, Y AVIONES SUKHOI, ETC. DE LAS CLASES POBRES Y OPRIMIDAS DEL PAIS, EN CONTRA DE LOS PARTIDOS REPRESENTANTES DE LA OLIGARQUIA OPRESORA (PLD Y PRD). LAS ELECCIONES Y LA VIA PACIFICA ES UN ENGAñO !!


Los dominicanos revolucionarios necesitamos armas de guerra para una revolucion popular en el pais, con ametralladoras Gatling gun como la que esta usando Arnold Shwarznegger en esta escena de esta pelicula revolucionaria El Despredador

La guerra popular como teoria militar de las clases oprimidas de la Republica Dominicana deberia ser el sendero por el cual se va tener que transitar irremediablemente para la conqusista del poder para la clase obrera y los pobres del pais. Otro camino a él es solo crear falsas ilusiones, han habido la más variada experiencias de reformismo burgues, de vias pacificas al socialismo y la lección a sido de todo esas variadas "tacticas" un rotundo fracaso por su misma concepcion de clase y por el problema del revisionismo enquistado en las filas de las clases oprimidas y de las clases obreras, que solo ha hecho desviar el camino de la liberacion de los pobres, la liberacion del pueblo en general hacia una vida de estandard de clase media, lo que ha generado caos, confusion y frustracion en contra de esa izquierda falsa que es la izquierda que predica que se puede llegar al socialismo atraves del sistema electoral capitalista que tenemos en el pais de la Junta Central Electoral. 

LOS DOMINICANOS DEBEN ENTENDER QUE LA CONSTRUCCION DE UN GRAN PARTIDO POPULAR EN EL PAIS ES PARA LA TOMA DEL PODER MEDIANTE EL USO DE LAS ARMAS DE GUERRAS, MEDIANTE UNA GUERRA POPULAR DE LOS DOMINICANOS PROGRESISTAS EN CONTRA DE LOS DOMINICANOS QUE APOYAN AL PLD Y AL PRD. OTRA REALIDAD, OTRA MANERA DE CAMBIAR LAS COSAS EN EL PAIS ES UN ENGAñO

Para construir un nuevo modelo de producción, eso es una nueva forma de fuerzas productivas y relaciones productivas que emanan de ellas y determinan la estructura social, se debe necesariamente colisionar con el antiguo modelo de producción, eso es sus respectivas fuerzas de producción y la configuración social que implican. A la clase dominante de hoy en día le sucedió ésto con el modelo feudal: con la construcción espontanea del modelo burgués de producción se entró necesariamente en el enfrentamiento consciente con el viejo modelo de producción, al cual se le posicionaba de frente el inicio de un nuevo modelo engendrado de sus entrañas, que le gritaba necesariamente su muerte.



Los dominicanos necesitamos aviones de guerra Sukhoi, y tanques de guerra para poder destruir el capitalismo en la Republica Dominicana

La Revolución Francesa, y las europeas que le sucedieron, demostraron la culminación de este enfrentamiento, donde la burguesía conquistó definitivamente el poder político para afianzar su modelo de producción encima de las cenizas del antiguo modelo. Tanto por la sociedad que emana del antiguo modelo de producción como por las clases dominantes de dicho modo productivo, el surgimiento de un nuevo modelo de producción, que rompe radicalmente con el antiguo en todos los sentidos, debe derrocar cuanto antes a su padre. En palabras de Iósif Stalin ―dejando aparte el debate sobre su persona y su gestión, pues hizo algunos aportes teóricos muy significativos que no tienen porque ser omitidos―, «estos cambios revisten generalmente la forma de un derrocamiento revolucionario de las viejas relaciones de producción para dar paso a la instauración de otras nuevas. 

Hasta llegar a un cierto período, el desarrollo de las fuerzas productivas y los cambios que se operan en el campo de las relaciones de producción discurren de un modo espontáneo, independientemente de la voluntad de los hombres. Pero sólo hasta un determinado momento, hasta el momento en que las fuerzas productivas que surgen y se desarrollan logran madurar cumplidamente. Una vez que las nuevas fuerzas productivas están en sazón, las relaciones de producción existentes y sus representantes, las clases dominantes, se convierten en ese obstáculo "insuperable" que sólo puede eliminarse por medio de la actuación consciente de las nuevas clases, por medio de la acción violenta de estas clases, por medio de la revolución. Aquí se destaca con gran nitidez el papel inmenso de las nuevas ideas sociales, de las nuevas instituciones políticas, del nuevo Poder político, llamados a liquidar por la fuerza las viejas relaciones de producción». 

Esta comprensión del desarrollo histórico, esta visión realista y crítica del proceso revolucionario, debe calar en las masas, para que comprendan que la violencia de la revolución no es gratuita o, en otras palabras, no es voluntaria, pero sí necesaria. Debe aceptarse sin miedo entre las masas, para facilitar el proceso, que «la violencia es la partera de toda sociedad vieja que lleva en sus entrañas otra de nueva». 

Y nos llamaran radicales, y lo aceptaremos de buen grato: queremos romper radicalmente con el actual sistema socio-económicamente. Queremos satisfacer las necesidades radicales que emanan del capitalismo; queremos la liberación de la sociedad de la mano del proletariado, el producto peculiar, deshumanizado y necesario del capitalismo, «una clase con cadenas radicales, una clase de la sociedad civil que no es una clase de la sociedad civil; una esfera que posee un carácter universal por lo universal de sus sufrimientos, y que no reclama para sí ningún derecho especial, puesto que contra ella no se ha cometido ningún desafuero particular, sino el desafuero en sí, absoluto. Una clase a que le resulta imposible apelar a ningún título histórico, y que se limita a reivindicar su título humano». 

¿Qué hay de malo en esto? Nada, solo el miedo de las fuerzas reaccionarias a la muerte de sus privilegios que se cierna sobre ellas. En todo ésto debe remarcar la función titánica propagandística, educativa, de vanguardia, del Partido para preparar a las masas, tanto técnica como ideológicamente para el proceso.

Notas

«Sobre el materialismo dialéctico y el materialismo histórico», Iósif Stalin, 1938.
«El Capital», tomo II, Karl Marx, publicado por Friedrich Engels el 1885.
«Contribución a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel», Karl Marx, artículo publicado en el diario alemán Deutsch-Französischen Jahrbücher el año 1844.



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Monday, September 16, 2013

TRIANGULO DE SUPERPOTENCIAS, ARTICULO EXTRAIDO DEL BLOG CRITICA MARXISTA-LENINISTA SOBRE LA AMENAZA DE CHINA COMO UNA POTENCIA FASCISTA IMPERIALISTA



La cuestión de China nos preocupará continuamente, ya que con su política está amenazando al mundo con una nueva guerra mundial de rapiña, imperialista. China se ha metido de lleno en este camino hostil a los pueblos y, sin ocultar ni un ápice y de ninguna manera sus objetivos, está tomando todas las medidas para crear el triángulo de las superpotencias, los Estados Unidos de América, la Unión Soviética y ella misma, de modo que las tres sometan a Estados y pueblos, aplasten toda revolución y lucha de liberación nacional y dominen el mundo desde cualquier punto de vista. Este es el objetivo de China, manifestado abiertamente por su dirección, desde Mao Tse-tung hasta Jua Kuo-feng y Teng Siao-ping. Mao Tse-tung ha dicho que los chinos deben dominar el mundo. 

Esta concepción ahora está clara. Hoy China está aplicando una línea de gran Estado, de gran potencia que aspira a la hegemonía mundial, adoptando la vía, la política y las medidas que le permitan alcanzar este objetivo, es decir, combatiendo al marxismo-leninismo y al socialismo, y eliminando a una de las superpotencias.

Las dos superpotencias, los Estados Unidos de América y la Unión Soviética, no quieren, obviamente, que China alcance su nivel, pero esto no significa que una de estas superpotencias, los Estados Unidos de América y el capital mundial, se abstengan de hacer su propio trabajo con ella.

Financian a China para que realice su plan de convertirse en potencia capitalista, en bastión capitalista contra la revolución proletaria y las luchas de liberación nacional. Tal cosa fomentará las contradicciones que han comenzado, y que irán incrementándose en el futuro, entre China y la Unión Soviética, puesto que los Estados Unidos de América ayudan simultáneamente a las dos. Esto significa que el imperialismo americano y el capitalismo mundial dosifican esta ayuda. 

Para ellos, el social imperialismo soviético es una gran potencia imperialista con industria y ejército poderosos y modernizados, mientras que China, actualmente, sólo tiene potencial humano, ya que en el aspecto económico y militar está muy rezagada. Y estas potencias imperialistas, es decir, el imperialismo americano y el capitalismo mundial que ayudan a China, saben perfectamente que el programa definido por China para su transformación en una superpotencia no se realizará en lo que queda de siglo debido a su enorme atraso.

China, naturalmente, se reforzará, pero no llegará al nivel que piensa y aspira. Durante este tiempo se reforzarán también las demás potencias capitalistas, claro está si la política de ambas partes va sobre ruedas. La ciencia marxista-leninista, la dialéctica y el desarrollo materialista histórico de la sociedad nos enseñan que las situaciones no se desarrollan según el deseo del imperialismo, que es la última fase del capitalismo. No cabe duda de que una cosa semejante engendrará profundas contradicciones entre las propias superpotencias y entre éstas y los demás Estados y pueblos que son explotados por ellas.

Por eso, la política de estas superpotencias constituye actualmente un gran peligro para el mundo, porque cada una pretende dominar a la otra, desde luego a costa de los Estados capitalistas más débiles y de los pueblos del mundo en su conjunto.


Saturday, September 14, 2013

QUE ES LA DICTADURA DEL PROLETARIADO Y POR QUE ES NECESARIA? DIDACTICO ARTICULO PARA EXPLICAR DE FORMA SENCILLA, AUNQUE FIRME EL CONCEPTO DE DICTADURA DEL PROLETARIADO QUE TANTOS PREJUICIOS LEVANTA ENTRE LA POBLACION DOMINICANA



[Didáctico artículo para explicar de forma sencilla, aunque firme, el concepto de «dictadura del proletariado» que tantos prejuicios levanta entre la población. Aunque no profundice mucho en algunos casos y haya algunos errores de expresión, es una muy buena herramienta para difundir el mensaje marxista-leninista.]

«¿Qué es la dictadura del proletariado y por qué es necesaria?».

Sólo con leer el título de este artículo el lector probablemente se haya horrorizado. Es posible que ahora se encuentre tan confuso como indignado. ¿Cómo va a ser necesaria una dictadura? ¿No tuvimos suficiente con 40 años de franquismo que los comunistas quieren quitarnos la poca democracia de la que gozamos? Y sobretodo, ¿porqué habla del proletariado, si este ya no existe? "Que no estamos en el siglo XIX, hombre". Y encima voy y pongo una imagen en la que aparecen mujeres armadas, haciendo clara apología a la violencia. 

Estos comunistas todo lo hacemos mal, hablar de dictaduras está feo, no es comercial. Alguno no querrá ni seguir leyendo. Paciencia: vayamos por partes y expliquemos qué es la dictadura del proletariado y porqué es necesaria. Luego ya que el lector saque sus propias conclusiones.

1- ¿Qué es una dictadura?
A menudo cuando evocamos el término 'dictadura' nos referimos a regímenes en los cuales no hay libertades ni se respetan los derechos humanos. Se trata de países sin elecciones en los cuales el disidente está perseguido a diario. La España de Franco (1939-1975) sería un buen ejemplo de dictadura para la mayoría de la gente.

Los marxistas tenemos otro enfoque en cuando a la definición de dictadura, muy distinto del que acabo de exponer. Dicho esto, por supuesto que somos conscientes de que no es lo mismo un país con elecciones y ciertas libertades que un régimen autoritario. Distinguimos perfectamente entre la España de Franco y la de Rajoy, que no son sistemas políticos iguales aunque se les intenten sacar parecidos (que los hay). Los marxistas, como iba diciendo, vemos la política partiendo de la base de que existen diferentes clases sociales y que estas tienen intereses a menudo opuestos, y es de ahí de donde sacamos nuestra visión de lo que es una dictadura y lo que es una democracia. Pero si vamos a tomar como base para nuestro análisis la lucha entre clases sociales antes habrá que definir qué son exactamente las clases.

Cuando hablamos de clases sociales no nos referimos a pobres y ricos, ni a la clase baja y la clase media, sino a los grupos de personas que se distinguen por su posición en el sistema de producción y que tienen intereses distintos. Hablamos, en la sociedad capitalista, de la lucha existente entre el proletariado (los trabajadores, que no tenemos medios de producción y nos vemos obligados a vender nuestras capacidades laborales al mejor postor) y la burguesía (que posee bancos, grandes empresas, fuentes de materias primas...). El proletariado trabaja para la burguesía, que le entrega un salario para que pueda sobrevivir. También existen otras dos clases "secundarias" que no vamos a tratar: la pequeña burguesía (pequeños empresarios) y el lumpenproletariado (personas marginadas, como un mendigo o una prostituta). El revolucionario ruso Vladimir 'Lenin' explica así lo que son las clases: 

«Las clases son grandes grupos de hombres que se diferencian entre sí por el lugar que ocupan en un sistema de producción social, históricamente determinado, por las relaciones en que se encuentran respecto a los medios de producción (relaciones que en gran parte quedan establecidas y formalizadas en las leyes), por el papel que desempeñan en la organización social del trabajo y, consiguienternente, por el modo y la proporción en que perciben la parte de la riqueza social de que disponen. Las clases son grupos humanos, uno de los cuales puede apropiarse del trabajo del otro, por ocupar puestos diferentes en un régimen determinado de economía social».

Sé que al lector les parecerán términos anticuados y poco familiares, y también sé que no se suele hablar de burguesía o de proletariado en los medios de comunicación, pero son los que tenemos para analizar la sociedad y son los que voy a utilizar.

Toda sociedad en la que persistan las clases sociales es una dictadura de una clase sobre otra. ¿Entonces la España de hoy en día es una dictadura? ¿La España de hoy en día es tan dictatorial como la de Franco? Los marxistas respondemos afirmativamente a ambas preguntas. Ambos regímenes son dictaduras de la burguesía (recordemos: bancos, oligarcas, grandes empresarios...) sobre los trabajadores. Es decir: la burguesía tiene el poder y lo utiliza para satisfacer sus necesidades de clase para desgracia de los trabajadores. 

La España de hoy en día puede permitirse formas democráticas: elecciones cada cuatro años, cierta pluralidad informativa, cierta libertad de expresión... a diferencia de lo que pasó en 1936, cuando llegó al poder un partido de izquierdas (el Frente Popular) y la burguesía se vio obligada a dar un golpe de Estado para controlar la situación. Lo mismo vimos en Chile en 1973 o en Venezuela en 2002: cuando llega al poder un partido que no se somete a la burguesía esta pone en marcha un golpe e intenta implantar una dictadura represora. Así que si bien todo sistema de clases es siempre una dictadura, en algunas circunstancias se pueden tolerar formas pseudodemocráticas y libres. Distinguimos entre las dictaduras disfrazadas (la España de hoy) y las dictaduras abiertas (la España de Franco). Pero tranquilos: mientras nos sometamos gustosos y sigamos votando a partidos del sistema (PSOE, PP, UPyD...) no será necesaria ninguna dictadura abierta.

En 1919 Lenin escribió la tesis sobre lo que era la dictadura burguesa y lo que era la dictadura del proletariado. Allí dejó una frase, medio copiada al filósofo alemán F.Engels, que merece la pena analizar:

«incluso en las repúblicas más libres hay una dictadura de la burguesía».


Pero, ¿cómo puede ser esto? ¿cómo una república libre puede ser a la vez una dictadura? Lenin se refería aquí a los dos sistemas más "democráticos" de la época: EEUU y Suiza. Explicó que incluso en esos países se producían matanzas contra los obreros que osaban rebelarse, que los huelguistas eran satanizados por la prensa y que allí el parlamento no respondía a la voluntad general sino a la voluntad de banqueros, terratenientes y monopolistas. ¡Anda, igual que ahora! Solo que como hoy en día apenas osamos rebelarnos el Estado se limita a mandar a los antidisturbios para "mantener el orden público". El orden burgués, diría yo. En cuanto al parlamento, ¿acaso alguien duda de que no representa la voluntad popular sino la de los banqueros y la patronal? Tanto PP como PSOE salvan bancos, se someten a ellos y redactan reformas laborales que benefician al patrón y no al trabajador. ¿No es eso una dictadura, al fin y al cabo? Una dictadura disfrazada, claro, una dictadura de una clase (la burguesía) sobre otra (los trabajadores y sus hijos). Lenin dice, con respecto al parlamento burgués:

«Marx ya demostró (...) el carácter explotador de la democracia burguesa y del parlamentarismo burgués bajo los cuales las clases oprimidas tienen el derecho de decidir una vez cada determinado número de años qué miembros de las clases poseedoras han de "representar y aplastar" al pueblo en el Parlamento».

Decidir cada cuatro años quién nos aplasta. De eso se trata. ¿Es eso democracia para todos? Quizás sea democracia para el banquero que financia partidos y medios de comunicación, convenciendo así al trabajador de que vote a los partidos del régimen, dado que decide con comodidad sobre los asuntos políticos. Pero para mí, trabajador, esto no es una democracia. ¿Qué poder tengo yo? Ninguno. La PAH (Plataforma de Afectados por la Hipoteca) ha hecho llegar al parlamento español una propuesta de ley -firmada por un millón y medio de personas- contraria a los intereses de los bancos y que, por supuesto, no va a aprobarse jamás. Vale más el poder del dictador banquero que el de millones de trabajadores. Y con esto queremos decir que existe democracia para la burguesía, que acumula un poder que apenas intuimos, pero dictadura para los trabajadores.

Por supuesto que no todo lo que se hace en el Parlamento está controlado por la burguesía. Hablamos de temas y leyes socioeconómicas que se desarrollan en interés de una clase o de otra. ¿Qué le importa al dirigente patronal que se apruebe la ley del matrimonio homosexual o que los catalanes estudien en castellano? Más bien poco. Además, la burguesía puede permitir algunas leyes que vayan contra sus intereses en caso de que los trabajadores que las reclaman tengan suficiente poder. A veces es mejor embaucar al proletariado con reformas y  mantener el consenso social que provocar un levantamiento. No siempre es productivo sacar los tanques a la calle, de hecho es algo que ocurre en contadas ocasiones y en circunstancias muy especiales.

No podemos entender la noción de dictadura al margen de las clases sociales. Hay una dictadura, sí ¿pero para quién? También hay democracia pero, ¿para quién?. En nuestras sociedades hay democracia para los de arriba y dictadura para los de abajo. El Estado tiene pues una doble función: reprimir a los trabajadores y complacer a los capitalistas. Tal es la imagen que proyectan las leyes que emanan del parlamento. Por tanto el sistema es dictatorial, pero sólo para algunos, y democrático, pero sólo para algunos.

Es obvio que un Gobierno, en un país capitalista, por muy libre que este sea, debe elegir entre gobernar para unos o para otros: no puedes obrar a gusto de todos en una sociedad en la que hay distintos intereses económicos. O gobiernas para una clase o gobiernas para otra. O inviertes en sanidad o privatizas, o rescatas gente o rescatas bancos, o reprimes al trabajador o reprimes al patrón... Por eso los marxistas decimos que las sociedades de clases son dictaduras siempre, una vez más explicitas y otras menos. 

¿Y cómo se llevan a cabo estas dictaduras? Pues con represión policial (hoy poca, dado que la protesta es aún débil), con medios de comunicación que nos someten ideológicamente, controlando el Parlamento etc. Las formas dependen de la situación concreta. Durante una huelga pueden bastar unos cuantos porrazos para evitar piquetes, pero si los trabajadores se organizan y realmente amenazan con tomar el poder entonces es hora de sacar los tanques a la calle. Si los trabajadores votan a partidos burgueses (partidos que legislan a favor de la burguesía) se pueden tolerar las elecciones, pero si estos toman conciencia y votan a partidos proletarios (o al menos a partidos de izquierdas que busquen ciertas mejoras importantes para el proletariado) entonces la burguesía mueve sus hilos y rápidamente se decanta por suprimir las elecciones y establecer una dictadura de corte militar. Ejemplos históricos tenemos de sobra, en todos los continentes y para todos los gustos.

Resumiendo: 
Las clases sociales se definen no por su riqueza o por su estilo de vida sino por su posición en el sistema de producción. Hoy, en las sociedades capitalistas, distinguimos principalmente al proletariado (trabajadores) y a la burguesía (banqueros, terratenientes, monopolistas...)

Toda sociedad en la que coexisten clases sociales es una dictadura de una clase sobre otra. A veces esta dictadura es abierta y se percibe fácilmente (España de Franco) y otras es una dictadura disfrazada y que cuesta percibir (España de hoy).

Para ejercer su dominio, la clase dominante utiliza instituciones represoras (policía, dado el caso ejército...), medios de comunicación y órganos donde se toman decisiones vinculantes (parlamento, Gobierno...).

2- ¿Qué es la dictadura del proletariado? ¿para qué sirve?
Hemos dicho que todos los sistemas en los que persisten clases sociales son dictaduras de una clase sobre otra. Por ejemplo, en el feudalismo los terratenientes ejercían una dictadura (a veces más agresiva y a veces más "democrática") sobre el campesinado. Hoy en día es la burguesía (banqueros, grandes empresarios...) quien ejerce una dictadura -más o menos pacífica y disimulada- sobre el proletariado (los trabajadores, entre los cuales existen diferencias significativas en lo que a nivel socioeconómico se refiere). O sea, que vivimos en una dictadura burguesa.

El lector habrá deducido sin mucha dificultad que la dictadura del proletariado debe ser algo así como lo contrario de la dictadura de la burguesía: la opresión de los trabajadores hacia la burguesía. De primeras suena absurdo: ¿cómo y para qué ibamos a querer ejercer una dictadura sobre la burguesía? ¿pretendemos acaso poner a trabajar a esa pequeña clase social para nosotros tal y como hacen ellos con los trabajadores? Evidentemente no.

Históricamente toda clase social se ve obligada a hacer una revolución cuando el sistema económico no se haya acorde a sus intereses. La burguesía hizo su revolución cuando el feudalismo le impedía desarrollarse. Tuvo que romper con los privilegios feudales, dejar a los trabajadores "libres" para que pudieran ser contratados libremente por el capitalista, construir Estados nacionales sin aduanas incómodas y con idiomas únicos que permitiesen liberar el comercio y hacerlo más fácil etc. En cuanto al proletariado, hace su revolución cuando percibe que es absurdo estar trabajando para que otros se enriquezcan y que una sociedad en la que mandan los bancos y los grandes empresarios no puede ser democrática.

Pero una revolución no es algo sencillo ni pacífico. Es un levantamiento por el cual una clase social derroca a otra. ¿Y qué ocurre cuando la clase oprimida llega al poder? Que se convierte en clase opresora, al menos durante un tiempo. La burguesía formó vastos ejércitos para luchar contra la reacción feudal y para perseguir a sus enemigos. Los reyes, la nobleza y los terratenientes a menudo lucharon ferozmente contra las revoluciones burguesas, como es lógico. El proletariado deberá hacer su propia "tarea histórica": luchar con firmeza contra la  burguesía y tomar el poder político. Una vez en el poder, implantará una dictadura sobre la burguesía agonizante para evitar que esta renazca de sus cenizas. Marx lo explica así:

«El armamento de todo el proletariado con fusiles, cañones y municiones debe ser realizado en el acto; necesitamos prevenir el resurgimiento de la vieja milicia burguesa, cosa que ha sido siempre hecha contra los trabajadores».

Dicho de otro modo: cuando realizan la revolución los trabajadores deben armarse y reprimir cualquier movimiento que pueda representar la vuelta de la burguesía al poder. Por ejemplo, el nuevo poder deberá ser dictatorial contra asociaciones contra-revolucionarias financiadas por potencias como EEUU. Pero a la vez será conciliador y pacífico con movimientos sociales disidentes, siempre que estos no pretendan la vuelta del capitalismo. ¡Es el mundo al revés! Marx sintetiza esta idea con este famoso extracto de su obra Crítica del programa de Gotha:

«Entre la sociedad capitalista y la sociedad comunista media el período de la transformación revolucionaria de la primera en la segunda. A este período corresponde también un período político de transición, cuyo Estado no puede ser otro que la dictadura revolucionaria del proletariado».


Entre tanto los revolucionarios crean nuevas formas de organización económica y política, como empresas socialistas, granjas colectivas o asambleas en los barrios. Esta es una de las características de la dictadura del proletariado.

«La revolución proletaria, dice Lenin, es imposible sin la destrucción violenta de la máquina del Estado burgués y sin su sustitución por una máquina nueva».


Esta forma de organización social y política en la cual los trabajadores unidos y organizados ejercen una dictadura contra la clase derrotada es de todo menos pacífica. Demos de nuevo la palabra al revolucionario ruso 'Lenin', que vivió la dictadura del proletariado en primera persona:

«La dictadura del proletariado es la guerra más abnegada y más implacable de la nueva clase contra un enemigo más poderoso, contra la burguesía, cuya resistencia se ve decuplicada por su derrocamiento... La dictadura del proletariado es una lucha tenaz, cruenta e incruenta, violenta y pacífica, militar y económica, pedagógica y administrativa contra las fuerzas y las tradiciones de la vieja sociedad».


Querido lector, no te eches las manos a la cabeza. Una revolución no es un juego ni algo romántico, sino una guerra a muerte entre dos clases que se disputan el poder político. La burguesía tampoco tuvo inconvenientes en usar métodos despiadados y sangrientos para conquistar el poder. 

Igual que los ejércitos burgueses fueron fundamentales para mantener a su clase en el poder, así lo será el 'ejército socialista'. Así se expresa el comunista italiano Antonio Gramsci al respecto:

«La dictadura del proletariado debe, por propia necesidad de vida y de desarrollo, asumir un acentuado carácter militar. Por eso el problema del ejército socialista pasa a ser uno de los más esenciales a resolver; y se hace urgente en este periodo prerrevolucionario tratar de destruir las sedimentaciones del prejuicio determinado por la pasada propaganda socialista contra todas las formas de la dominación burguesa».


Se trata de destruir los prejuicios pacifistas y reformistas para hacer posible la revolución, que será violenta pese a quien le pese. Gramsci añade además que la dictadura del proletariado debe realizarse en un contexto disciplinado y con dirigentes firmes:

«Las condiciones reales objetivas en que se ejercerá la dictadura del proletariado serán condiciones de un tremendo desorden, de una espantosa indisciplina. Se hace necesaria la organización de un Estado socialista sumamente firme, que ponga fin lo antes posible a la disolución y la indisciplina, que devuelva una forma concreta al cuerpo social, que defienda la revolución de las agresiones externas y las rebeliones internas».


Esta es la cruda y fría realidad, querido lector. A nadie le gusta la violencia, pero esta es necesaria en ciertos contextos. No podemos esperar que la burguesía, una vez derrotada, se someta pacíficamente y no luche por recuperar su dominio. ¿Alguien se imagina a Emilio Botín aceptando trabajar para el Gobierno revolucionario? No nos podemos permitir pecar de ingenuos en una labor tan crucial como una revolución. No podemos esperar que las potencias imperialistas (como EEUU o Alemania) se queden de brazos cruzados mientras los trabajadores toman el poder en cualquier parte del mundo. Si ni siquiera pueden tolerar la llegada al poder de presidentes reformistas como Chávez o Allende, imaginen lo que harían contra una revolución. 

Los campesinos y los trabajadores rusos debieron aprender a manejar las armas de inmediato para defenderse de los zaristas y de las agresiones de Europa y de Japón. Si hubiesen optado por la vía pacífica jamás habría nacido la URSS. 

Para concluir este punto es necesario volver a recurrir a Lenin, quien en su artículo de 1916 El programa militar de la revolución proletaria escribe lo siguiente:

«Una clase oprimida que no aspirase a aprender el manejo de las armas, a tener armas, esa clase oprimida sólo merecería que se la tratara como a los esclavos. Nosotros, si no queremos convertirnos en pacifistas burgueses o en oportunistas, no podemos olvidar que vivimos en una sociedad de clases, de la que no hay ni puede haber otra salida que la lucha de clases. En toda sociedad de clases -ya se funde en la esclavitud, en la servidumbre, o, como ahora, en el trabajo asalariado-, la clase opresora está armada. (...) Bastará recordar el empleo del ejército contra los huelguistas en todos los países capitalistas».


3- La dictadura del proletariado es la máxima expresión de la democracia.
En principio suena contradictorio que una dictadura pueda ser a la vez una democracia. Sin embargo, ya hemos visto que el sistema capitalista es una dictadura para los trabajadores pero una democracia para la burguesía. Esto significa que las instituciones represoras del Estado (parlamento, policía, ejército, tribunales, Gobierno...) se muestran comprensivas y más o menos sumisas ante la burguesía, pero dictatoriales y despóticas ante los trabajadores. Creo que esto, sin ser algo absoluto, está a la vista de todos.

Pues bien; con la dictadura del proletariado se le da la vuelta a la tortilla. Las instituciones represoras del Estado pasan a ser democráticas para los trabajadores y dictatoriales para la burguesía. En las escuelas se promueven ideas acordes al sistema socialista (solidaridad, ciencia, pensamiento crítico...) en lugar de adoctrinar en la competencia y la ignorancia. La policía sigue siendo un órgano que garantice el orden público, solo que ya no actúa como institución represora contra los trabajadores. El parlamento se llena de representantes de la clase trabajadora y no de la burguesía (a la que en todo caso se le niega el derecho de voto). Se crean múltiples asambleas en las universidades, en los barrios y en los centros de trabajo (lo que en Rusia se conocieron como soviets). El Ejército socialista defiende a su país de agresiones externas y está al servicio del pueblo, ya no va por el mundo bombardeando en busca de petróleo y gas sino que protege los logros de la revolución. 

Así que la dictadura del proletariado es como un señor que tiene dos cabezas. Una de ellas es agresiva y malhumorada y mira hacia la burguesía y sus siervos. Otra es democrática y agradable y mira hacia los trabajadores y sus hijos.

Un buen ejemplo de dictadura del proletariado, y ya con esto finalizo el artículo, fue la efímera y famosa Comuna de París. La Comuna se creó en marzo de 1871 cuando el Gobierno francés se trasladó a Versalles asustado por los ataques prusianos y dejó un vacío de poder en la capital. Entonces la Guardia Nacional, una milicia formada principalmente por trabajadores, tomó el poder junto con su clase social y estableció una democracia. Pero no se trataba de una democracia burguesa, en la que en el fondo gobernaban los ricos y sus ideas, sino una democracia obrera. La guillotina fue abolida, se adoptó la bandera roja en lugar de la tricolor, se crearon asambleas locales, se implantó el sufragio universal, todos los funcionarios (policía incluída) eran revocables de sus cargos, se puso fin al trabajo nocturno y se decretó la separación entre la Iglesia y el Estado.

Aún con todos sus problemas, que no eran pocos, les communards (los comuneros) se armaron de valor y resistieron en el poder más de dos meses teniendo enfrente a una potencia militar que no estaba dispuesta a tolerar aquel "experimento". Los parisinos también se armaron, por supuesto, con fusiles y pistolas. "Aux armes, les citoyens!" (¡a las armas, ciudadanos!)  reza la Marsellesa, y no por casualidad: un pueblo armado es un pueblo respetado. Y la dictadura del proletariado requiere del armamento de los trabajadores, que ya no son trabajadores sino ciudadanos, para resistir contra el enemigo. 

Seguro que el lector tiene poco que objetar a este régimen -si acaso su derrota-, que sería profundamente admirado por todos los revolucionarios hasta el día de hoy. Dudo que alguien se atreva a decir que en la Comuna imperaba un orden dictatorial o que impidiese el bienestar general. De hecho, apuesto lo que sea a que el trabajador español medio estaría dispuesto a vivir en un sistema parecido. Pues bien; veamos lo que dice Engels con respecto a la dictadura del proletariado y la Comuna de París:

«Últimamente, las palabras dictadura del proletariado han vuelto a sumir en santo horror al filisteo socialdemócrata. Pues bien, caballeros, ¿queréis saber qué aspecto presenta esta dictadura? Mirad la Comuna de París: ¡He ahí la dictadura del proletariado!».

Monday, September 9, 2013

ENTREVISTA DEL PRESIDENTE DE SIRIA CON IZVESTIA, 26 DE AGOSTO DE 2013 (IMPRESCINDIBLE)


El Presidente de la República Árabe Siria habla en torno a la amenaza de invasión estadounidense, en torno a su relación con Putin y sobre el destino común que enfrentan los pueblos ruso y sirio. Todo ello en entrevista exclusiva con Izvestia.


ENTREVISTADOR: Señor Presidente: la cuestión más acuciante hoy es la situación que sufre Siria. ¿Qué partes del país permanecen bajo control de los rebeldes?

PRESIDENTE AL-ASSAD: Desde nuestra perspectiva, no es cuestión de ir etiquetando áreas como “controladas por terroristas” o “controladas por el Gobierno”; no nos enfrentamos a una ocupación convencional, que hiciera lícito contextualizar y “clasificar” de ese modo (como si los terroristas se hicieran con el poder o con el dominio de áreas y de porciones geográficas). Vamos a ver: los terroristas se infiltran en regiones concretas, municipios o áreas de la periferia urbana, y nosotros los combatimos. Causan estragos, perpetran vandalismo, destruyen infraestructuras y asesinan a población civil inocente por el solo hecho de ser denunciados. El ejército actúa en dichas áreas de la mano de las fuerzas de seguridad y de los organismos de legalidad, a fin de erradicar a los terroristas, y, aquellos que sobreviven, vuelven a infiltrarse y aparecen en otras áreas para pasar a castigarlas. Así pues, la esencia de nuestra actuación consiste en golpear a los terroristas allá donde estos emerjan, y no en una supuesta e irreal “disputa de territorio”, tendenciosamente presentada en esos términos.

El antagonismo al que nos enfrentamos -y que está prolongando en el tiempo la situación sufrida- es la violación de Siria por parte de un flujo de terroristas que, en grandes cantidades, van llegando constantemente desde países terceros, y que se estima, por lo bajo, en varias decenas de miles. Mientras continúen entrando y recibiendo ayuda financiera y militar, nosotros seguiremos golpeándolos. Puedo confirmar que no ha habido caso alguno donde el Ejército Árabe Sirio haya planificado la entrada a una ubicación de terrorismo y no haya al mismo tiempo tenido éxito eliminando a los terroristas.

La mayoría de quienes estamos combatiendo son takfiríes, quienes profesan la “doctrina” de Al-Qaida, además de un reducido número de lumpen-delincuentes, así que, tal y como ya he afirmado, aquí la cosa no va de quién controla más áreas o terreno ni nada por el estilo. Allá donde el terrorismo ataca, contra-atacamos.

ENTREVISTADOR: Y, a pesar de ello, los principales medios occidentales declaran que los terroristas controlan entre el 40% y el 70% del territorio sirio. ¿Es eso real?


PRESIDENTE AL-ASSAD: No hay país alguno en que el ejército pueda estar presente en cada rincón. Los terroristas aprovechan esta evidencia y violan aquellas áreas donde el ejército no tiene presencia. Transitan de un área a otra, mientras nosotros seguimos erradicándolos con gran éxito. Así que, reitero, la cuestión no es el tamaño de los territorios donde ellos se implantan y que ellos asedian, sino el voluminoso flujo de terroristas entrante desde el exterior. 

El criterio evaluativo de mayor significatividad en lo que respecta al éxito alcanzado es: ¿Ha sido el Ejército Árabe Sirio capaz de entrar en cualquier área infiltrada por terroristas y derrotarles? En la mayoría de casos, ciertamente la respuesta es “sí”; el ejército ha tenido éxito en ello y lo continúa teniendo. De todos modos, esto lleva su tiempo en la medida en que este tipo de guerras no acaban de repente. Se prolongan a lo largo de periodos amplios y conllevan un pesado precio. Incluso cuando hayamos al fin erradicado el terrorismo, habremos pagado un precio ciclópeo.

ENTREVISTADOR: Señor Presidente: ha hablado usted de combatientes extremistas islamistas takfiríes, quienes han entrado en Siria. ¿Se trata de grupos fragmentarios que operan esporádicamente?. ¿O, por el contrario, pertenecen a una fuerza sistémica “coherente”, que los engloba y encuadra, persiguiendo destruir la seguridad y estabilidad en Siria y, más ampliamente, en todo el Oriente Árabe?

PRESIDENTE AL-ASSAD: La propia fuerza subyacente (el Bloque declinante anglo-euro-sionista más sus peones árabes regionales, NOTA DEL TRADUCTOR) contiene en sí ambos rasgos: unas y otras caras superficiales de esa fuerza se aúnan en el hecho de compartir una misma doctrina, de seguir las prédicas de los mismos (por ejemplo, de Zawahiri, líder de Al-Qaida), de tener a los mismos sponsors financieros y de recibir su armamento de las mismas fuentes militares.

Difieren sobre el terreno, por el hecho de ser grupos operativamente desarticulados entre sí, quienes se adhieren respectivamente a distintos “líderes” que compiten entre sí y que les pautan agendas de acción distintas. Por supuesto, y esto es bien conocido, ciertos Estados los dirigen hacia la consecución de sus intereses particulares de Estado, tal y como Arabia Saudí, quien maneja hilos.

En el plano ideológico, estos países los mobilizan haciendo de ellos herramientas extremistas de fuerza a su servicio, a través de medios directos e indirectos. Si, en efecto, ellos declaran que “los musulmanes tienen el deber de practicar la yihad en Siria”, miles de personas se dejan regir por el llamamiento y obedecen.

En el plano financiero, esos que financian y arman a dichos grupos también los instruyen para la comisión de actos de terrorismo y la propagación de la catástrofe pre-diseñada. La influencia sobre ellos es sinergizada cuando un país como Arabia Saudí los dirige con la ideología wahabí en una mano y los petrodólares en la otra.

ENTREVISTADOR: El Gobierno sirio denuncia la existencia de un enlace directo entre Israel y los terroristas. ¿Cómo explicarlo? La percepción común es que los extremistas islamistas odian a Israel y la sola mención del nombre les pone histéricos.

PRESIDENTE AL-ASSAD: Si así fuera, ¿por qué entonces ocurre una y otra vez que, cuando estamos golpeando con éxito a los terroristas en nuestra frontera con Israel, Israel ataca a nuestras fuerzas a fin de oxigenarles y aliviarles presión? ¿Porqué cuando los bloqueamos, inmovilizándolos, al interior de un área concreta, Israel cubre su salida “de retaguardia” para que así puedan desplazarse, re-agruparse y atacar desde otro punto? ¿Por qué Israel ha realizado y repetido ataques directos contra el ejército sirio en estos últimos meses? La percepción a la que alude es una falsa percepción. Pero es que es Israel mismo quien públicamente ha declarado que coopera con estos terroristas y los trata en hospitales israelíes. 

Si estos grupos terroristas fueran de verdad hostiles a Israel, e incluso histéricos a la sola mención de su nombre, ¿porqué han combatido contra la URSS, contra Egipto y contra Siria, mientras jamás han realizado un solo ataque contra Israel?¿Quién creó a estos grupos? Fueron creados a primeros de los ochenta por los Estados Unidos y “occidente”, con presupuesto saudí, a fin de combatir a la URSS en Afganistán. ¡A esta luz se comprende que, lógicamente, grupos manufacturados por los Estados Unidos y “occidente” jamás atacaran a Israel!

ENTREVISTADOR: Señor presidente: esta entrevista será traducida a varios idiomas internacionales, así como leída por líderes mundiales, algunos entre ellos operando contra usted. ¿Qué le gustaría decirles?

PRESIDENTE AL-ASSAD: Hay hoy gran cantidad de políticos “occidentales”, pero muy escasos hombres de Estado. Algunos de esos políticos no leen Historia o tan siquiera aprenden de ella, mientras otros más ni siquiera llegan a recordar hechos recientes. ¿Han aprendido esos políticos alguna lección de los últimos cincuenta años? ¿Es que no se han dado cuenta de que, desde Viet-Nam, todas las guerras emprendidas por sus predecesores han culminado en fracaso? ¿Es que no han aprendido que nada han sacado de esas guerras salvo la destrucción de los países por ellos agredidos, hecho que ha comportado un efecto desestabilizador del Oriente Árabe y de otras partes del Mundo? ¿Es que no han comprendido que esas campañas no han hecho que los pueblos de la región los aprecien o crean en sus políticas?

Por su parte, esos políticos deberían saber que el terrorismo no es un comodín que tú puedas jugar mientras te funciona y guardártelo en el bolsillo en cuanto no. El terrorismo es como un escorpión: en cualquier momento y sin que te lo esperes puede picarte. Así que no puedes apoyar el terrorismo en Siria mientras lo combates en Mali, ni puedes apoyarlo en Chechenia para al mismo tiempo combatirlo en Afganistán.

Para ser preciso, no estoy refiriéndome a todos los líderes mundiales, sino a “occidente”. Si es que estos líderes tratan de defender sus propios intereses, deberían escuchar a sus propios electores y a sus Pueblos en lugar de tratar de instalar títeres con la expectativa de que estos ejecuten los objetivos “occidentales”. Con ese cambio, la política “occidental” en la región devendría más realista.

Nuestro mensaje al Mundo es inequívoco y transparente: Siria jamás va a convertirse en un Estado títere de “occidente”. Somos un país independiente, que continuará combatiendo al terrorismo y construyendo soberanamente sus relaciones con países según sea aquello que mejor sirva los intereses del Pueblo sirio.

ENTREVISTADOR: El pasado miércoles, los rebeldes acusaron al Gobierno de Siria de haber usado armas químicas, y algunos líderes “occidentales” se apresuraron a hacer suyas estas acusaciones. ¿Qué respuesta le merece? ¿Permitirá a los Inspectores de Naciones Unidas el acceso a la zona a fin de que investiguen la cuestión?

PRESIDENTE AL-ASSAD: Los pronunciamientos hechos por la Administración estadounidense, por “occidente” y por otros Estados fueron formulados con desdén y descarado irrespeto por su propia opinión pública. No hay entidad en el Mundo, salvo un Super-Poder, que se permita primero lanzar una sentencia y solamente después ir a la “recolecta” de “pruebas”. La Administración estadounidense acusó el miércoles y es dos días después cuando anunció que empezaría a recopilar “la evidencia”; ¡¿qué evidencia es ésa que va a recolectar, pero que, por lo visto y lo que de sus palabras se desprende, ya “tiene” antes de proceder a “recolección” alguna?!

Los Estados Unidos afirman que esa zona está bajo control de los rebeldes y que el ejército sirio empleó armas químicas. Pero, de hecho, ese área es contigua a las posiciones del ejército sirio, así que, ¿cómo es posible que algún país del Mundo empleara armas químicas, o armas de destrucción masiva cualesquiera, en un área de ubicación de sus propias fuerzas?: ¡es un sin-sentido! Las acusaciones de las que Siria está siendo objeto, son acusaciones-reflejo de una política concreta contra Siria, y provienen de un intento de responder a los avances que el ejército sirio está haciendo contra los terroristas.

En lo que respecta a la Comisión de Naciones Unidas, nosotros hemos sido los primeros en solicitar una investigación de Naciones Unidas, y ello ya cuando los terroristas lanzaron cohetes con gas tóxico en las inmediaciones de Alepo. Meses antes del ataque, los poderes estadounidenses y “occidentales” estuvieron ya preparando a la opinión pública respecto del “potencial de uso gubernamental sirio de armas químicas”. Esta “coincidencia” alerta nuestras sospechas de que “occidente” estaba al tanto de las intenciones de los terroristas en relación a usar este armamento con objeto de culpar al Gobierno sirio. Nosotros hablamos con Rusia y decidimos solicitar una comisión de la ONU para investigar la autoría. Mientras nosotros solicitamos una investigación fundamentada en los hechos sobre el terreno, y no en rumores ni en especulaciones, los EE.UU., el Reino Unido y Francia se han decidido por explotar el incidente “investigando” a partir de una narrativa concreta (que coincide con la sostenida por el llamado “Ejército Libre de Siria”, NOTA DEL TRADUCTOR), en lugar de investigar acontecimientos.

Durante estas pasadas semanas, hemos estado trabajando con la Comisión de Naciones Unidas y concretando las líneas maestras de cooperación. En primer lugar, nuestra Soberanía es una línea roja y, por ello, la Comisión estará directamente en vínculo con nosotros durante el proceso. En segundo lugar, la cuestión no es solamente cómo va a sucederse la investigación, sino también cómo serán interpretados los resultados de la misma. Estamos en alerta respecto de que esos datos sean interpretados, en lugar de objetivamente, de acuerdo a los requisitos y a las Agendas de ciertas Potencias en particular. En efecto, esperamos que Rusia denuncie en la ONU esas interpretaciones pre-cocinadas y proyectadas al servicio de las políticas estadounidenses y “occidentales”. Lo más importante es poder diferenciar entre entre las acusaciones “occidentales” basadas en especulaciones y “diretes” y nuestra solicitud a la ONU de una investigación basándose en los hechos concretos.

ENTREVISTADOR: Declaraciones recientes hechas por parte de la Administración estadounidense y de gobiernos “occidentales” han señalado que los Estados Unidos no descartan una intervención militar en Siria. Oído esto, ¿se hace más probable una actuación estadounidense “al estilo de Irak”, o, en otras palabras, ir a la búsqueda de un pretesto para dicha intervención militar?

PRESIDENTE AL-ASSAD: No es la primera vez que la posibilidad de intervenir militarmente ha sido anunciada. Desde el principio, los EE.UU., junto con Francia e Inglaterra, han operado para la intervención militar contra Siria. Desgraciadamente para ellos, los hechos tomaron un curso distinto teniendo en cuenta la correlación de fuerzas adversa a ellos en el seno del Consejo de Seguridad, y ello a pesar de sus numerosas tentativas de atraerse a sí tanto a Rusia como a China, quienes no han avalado. Los resultados que han obtenido en Libia y en Egipto tampoco juegan a su favor. Todo ello ha hecho imposible convencer a sus electores y al Mundo respecto de que estuvieran implementando políticas exitosas. La situación en Libia difiere, así mismo, de la egipcia y de la tunecina y Siria es, como he dicho, distinta respecto de todos estos casos. Cada país contiene su propia realidad concreta, de modo que aplicar el mismo escenario trans-territorialmente no es una opción plausible. No hay duda de que ellos pueden cometer guerras, pero son incapaces de predecir hacia dónde van a extenderse éstas o cómo van a acabar. Todo ello les ha llevado a darse cuenta de que todos y cada uno de sus escenarios argüidos están ahora fuera de su control.

Aflora ahora claro como el agua a ojos de todo el Mundo que lo ocurrido en Siria no es una Revolución popular pugnando por un cambio político, sino terrorismo dirigido y apuntado hacia destruir Siria y su Estado. ¿Qué van a decirle a su Pueblo cuando intenten una intervención militar?: “¿¡Estamos interviniendo en Siria para dar pulmón al terrorismo contra un país!?”

ENTREVISTADOR: ¿Qué tendría que enfrentar USA llevara a cabo una intervención militar o guerra contra Siria?

PRESIDENTE AL-ASSAD: Lo que ha tenido que enfrentar en cada una de sus guerras desde Viet-Nam: el fracaso. Los Estados Unidos han cometido gran número de guerras, pero en ninguna han podido alcanzar sus objetivos políticos. Eso les hace incapaces de convencer a su población respecto de los beneficios de esta guerra, tanto como incapaces de convencer a los Pueblos de esta región respecto de sus políticas y planes. Los poderes globales pueden emprender guerras, pero, ¿acaso pueden ganarlas?

ENTREVISTADOR: Señor Presidente: ¿cómo es su relación con el Presidente Vladimir Putin? ¿Hablan ustedes por teléfono? Y, si así es, ¿de qué hablan?

PRESIDENTE AL-ASSAD: Tenemos una sólida relación, que se remonta a muchos años atrás, ya antes de la “crisis”. Contactamos de vez en cuando, aunque la complejidad de los acontecimientos que Siria sufre no puedan ser discutidos por teléfono. Nuestra relación se ve facilitada por el intercambio de visitas de personal oficial tanto ruso como sirio, aunque la mayoría de estos encuentros se vean excluidos de aparecer en los medios.

ENTREVISTADOR: Señor Presidente, ¿está usted planeando visitar Rusia o invitar al Presidente Putin a visitar Siria?

PRESIDENTE AL-ASSAD: Por supuesto esto es posible. Aunque las prioridades actuales son trabajar por vencer a la violencia en Siria, que causa víctimas a diario. Cuando mejoren las circunstancias, se hará necesaria una visita. Por ahora, el personal oficial está materializando con acierto esta relación.

ENTREVISTADOR: Rusia está oponiéndose a las políticas de los Estados Unidos y de la UE, especialmente en lo referente a Siria. ¿Qué ocurriría si estas Potencias llegaran a un entendimiento con Rusia? ¿Es posible tal escenario?

PRESIDENTE AL-ASSAD: Las relaciones ruso-americanas no deberían ser vistas únicamente a través del prisma contextual relativo a la actual “crisis” siria. Deberían ser vistas, por el contrario, desde un contexto englobante. Los Estados Unidos tuvieron la presunción de que, tras el colapso de la URSS, Rusia quedaba ya destruida a perpetuidad. A partir de la asunción gubernamental por el Presidente Putin, a últimos de los noventa, Rusia empezó lentamente su recuperación así como a recobrar su posición internacional. En este punto, se re-inicia la Guerra Fría, aunque de un modo distinto y sutil.

Los Estados Unidos persistieron a través de varias vías: tratando de bloquear los intereses rusos en el Mundo, tratando de influenciar la mentalidad de los rusos, cercana a “occidente” en lo que a mentalidad y aspiraciones se refiere. Los Estados Unidos fueron trabajando con diligencia en la dirección de eliminar el vital y potente papel de Rusia en relación a muchos frentes, Siria uno de ellos.

Puede estar usted preguntándose por qué, tanto como la mayor parte de la población rusa, Rusia continúa firme junto a Siria. Es importante explicar esto a la ciudadanía en general: Rusia no está defendiendo a Bashar Al-Assad o al Gobierno sirio, pues es el Pueblo sirio quien debe decidir quién es su Presidente y a su sistema político (de modo que no es ésta la cuestión). Rusia está defendiendo los principios fundamentales que ha abrazado desde hace más de cien años, el primero de los cuales es la independencia nacional y el principio de no injerencia en los asuntos internos, pues Rusia misma ha sufrido y sigue sufriendo a causa de esa injerencia. Por añadidura, Rusia está defendiendo sus legítimos intereses en la región, que se ven reducidos, por algunos analistas superficiales, al puerto de Tartús. Pero, en realidad, los intereses de Rusia son mucho más significativos.Atendiendo al plano político, hay que tener en cuenta que cuando el terrorismo asola a Siria, un país-clave en la región, ello acostumbra a tener un impacto directo sobre la estabilidad del Oriente Árabe, y eso, a su vez, suele impactar contra Rusia. A diferencia de muchos países “occidentales”, Rusia sí comprende con plenitud dicha realidad. Y, atendiendo al plano social y cultural, no debemos olvidar la existencia de las decenas de miles de familias ruso-sirias, que crearon un puente social, cultural y humanitario entre los dos países.

Si Rusia fuera a perseguir un acuerdo, tal y como usted ha estipulado, ello hubiera tenido lugar ya hace uno o dos años, cuando “el cuadro” era aún borroso, incluso para algunos oficiales rusos. Hoy, “el cuadro” es claro como el agua. Y Rusia, que no estableció “un compromiso” con “occidente” en aquel entonces, no va a trazarlo ahora. 

ENTREVISTADOR: ¿Están teniendo lugar negociaciones con Rusia a fin de concretar suministro de combustible o de material militar a Siria? ¿Qué hay en relación al contrato del sistema defensivo S-300?; ¿lo ha recibido Siria? 

PRESIDENTE AL-ASSAD: Es obvio que ningún país declararía públicamente qué armamento y arsenal posee, ni los contratos que firma al respecto. Se trata de información clasificada concerniente a las Fuerzas Armadas. Será suficiente con afirmar que todos los contratos firmados con Rusia están siendo cumplidos y ni la crisis, ni las presiones recibidas por parte de los Estados Unidos, países europeos o del Golfo han afectado a su implementación. Rusia continúa suministrando a Siria aquello que el país necesita para defenderse a sí mismo y a su Pueblo. 

ENTREVISTADOR: ¿Qué tipo de ayuda solicita hoy Siria por parte de Rusia? ¿Se trata de ayuda financiera o quizás equipamiento militar? Por ejemplo, ¿pediría Siria un préstamo a Rusia? 

PRESIDENTE AL-ASSAD: Dado la ausencia de seguridad sobre el terreno, es imposible una economía eficiente y estable. Así que, en primer lugar, el apoyo que Rusia está brindando a través de los contratos militares acordados para ayudar a los sirios en su auto-defensa, conducirá a mejorar la seguridad, mejora que, a su vez, obrará por facilitar una recuperación de la economía. En segundo lugar, el apoyo político ruso a nuestro derecho a la independencia y a la Soberanía ha jugado también un papel significativo. Muchos otros países se han puesto en nuestra contra políticamente, y han traducido esa política cortando los lazos económicos y cerrando sus mercados. Rusia ha hecho justamente lo contrario y continúa manteniendo buenas relaciones comerciales con nosotros, y eso nos ha ayudado a mantener en funcionamiento nuestra economía. Por tanto, y en respuesta a su cuestión planteada, la perseverancia rusa en el apoyo político y su compromiso en el cumplimiento de los contratos militares acordados sin doblegarse ante las presiones estadounidenses han supuesto una ayuda substancial a nuestra economía, a pesar de las incidencias negativas que el embargo económico -impuesto por otros- ha comportado en la vida del Pueblo sirio.

Desde una perspectiva puramente económica, varios son los acuerdos entre Rusia y Siria en lo que se refiere a bienes y materiales. En lo que respecta a un préstamo de Rusia, debería ser visto en tanto que algo beneficioso para ambas partes: es una oportunidad para Rusia en relación a la expansión de su industria nacional y de sus compañías, mientras para Siria reportaría fondos necesarios a la reconstrucción infraestructural y al estímulo de nuestra economía. Reitero que la solidaridad y el apoyo político ruso han sido medios decisivos en la restauración de la seguirdad así como a la hora de cubrir las necesidades básicas del Pueblo sirio. 

ENTREVISTADOR: ¿Son esos contratos relativos a combustible y a necesidades de alimentos básicos?

PRESIDENTE AL-ASSAD: Los ciudadanos sirios vienen siendo objeto de sabotaje y ataque terrorista en lo que se refiere a los alimentos básicos, así como a sus necesidades sanitarias y de combustible. El Gobierno sirio está trabajando a fin de asegurar que estos recursos básicos estén disponibles para todos los sirios, y ello a través de nuestros acuerdos comerciales con Rusia y otros países amigos. 

ENTREVISTADOR: Volviendo a la situación en Siria y a la crisis actual: estamos al corriente de que usted ha dado amnistías repetidas veces. ¿Han incluido a “rebeldes” estas amnistías?, y, ¿se han dado casos de cambios entre los “rebeldes”, pasando a luchar junto con el Ejército Árabe Sirio?

PRESIDENTE AL-ASSAD: Sí: así ha sido. Recientemente, ha tenido lugar un marcado desplazamiento, especialmente desde que el “cuadro” de qué está pasando realmente en Siria se ha tornado más claro para muchos, quienes comprenden que lo que está aconteciendo es crudo terrorismo. Muchos han vuelto al curso de la vida civil, entregando sus armas y beneficiándose de las amnistías, que les ayudan a volver a sus vidas. Más ilustrativamente, hay que decir que existen grupos concretos que han pasado de combatir al ejército, a luchar junto a él. Estas personas habían sido embaucadas por cuanto se propagó desde los medios o bien fueron inicialmente forzados a encuadrarse militarmente bajo amenaza por parte de los terroristas. Es justamente por esta razón que, desde el inicio mismo de la “crisis”, el Gobierno sirio ha adoptado una política de puertas abiertas para todas aquellas personas que han resuelto desentenderse de la ruta inicial que tomaron contra su propio país. Y, aunque mucha gente en Siria se opuso a esta política, ella ha demostrado ser efectiva tanto como ha ayudado a solventar parte de la tensión inherente a “la crisis”.

ENTREVISTADOR: Las relaciones que Siria mantiene con varios Estados han ido colapsándose consecutivamente, caso de Qatar, Arabia Saudí y Turquía. ¿Quiénes son los aliados de Siria y quiénes sus enemigos?

PRESIDENTE AL-ASSAD: De todos son bien conocidos los países que nos apoyan. Internacionalmente, Rusia y China. Regionalmente, Irán. De todos modos, estamos empezando a asistir a una basculación positiva para Siria en la arena internacional. Ciertos países antes intensamente contrarios a Siria han empezado a cambiar sus posiciones, mientras otros re-emprenden sus relaciones con nosotros. Por supuesto, estos cambios de posición no constituyen apoyo directo.

En cambio, hay países que han movilizado directamente y dado sostén al terrorismo en Siria. Durante los primeros dos años, estos países han sido fundamentalmente Qatar y Turquía. Mientras Qatar financiaba, Turquía proveía soporte logístico, entrenamiento de los terroristas y los introducía en territorio sirio. Recientemente, Arabia Saudí ha reemplazado a Qatar en lo que a financiación se refiere. Para ser claros: Arabia Saudí carece de todo, salvo de finanza. Quienes solamente tienen dinero, ni pueden construir civilización, ni pueden nutrirla. Así que Arabia Saudí implementa su Agenda en función de cuánto dinero llega a manejar. 

Turquía encarna un caso diferente: es penoso que un gran país como es Turquía, que ocupa una ubicación estratégica y se caracteriza por una sociedad liberal, esté siendo manipulada por un grueso fajo de dólares expedidos a través de un Estado del Golfo que ostenta una mentalidad regresiva. Es, por supuesto, el Primer Ministro turco quien carga con la responsabilidad por esta situación, y no el Pueblo turco, con quien compartimos un gran vínculo de herencia y tradiciones. 

ENTREVISTADOR: ¿Qué es lo que hace tan fuertes las relaciones entre Rusia y Siria? ¿Se trata de intereses geo-políticos?, ¿o que ambos países comparten lucha contra el terrorismo? 

PRESIDENTE AL-ASSAD: Existe más de un factor que forja tal fortaleza de relaciones. El mayor de todos es que Rusia sufrió la ocupación nazifascista durante la segunda guerra mundial mientras Siria ha sido ocupada más de una vez. En segundo lugar: desde el inicio de la época soviética, Rusia ha estado sujeta a numerosas y continuas tentativas de intervención extranjera sobre sus asuntos internos, y ése es precisamente el caso mismo de Siria. 

El tercer factor, aunque no de menor importancia, es el terrorismo. En Siria comprendemos bien qué significa y qué comporta el asesinato de civiles inocentes por extremistas chechenos; qué significa mantener bajo secuestro y amenaza a alumnos y profesores en Beslan, o mantener secuestradas personas inocentes en el Teatro de Moscú. Igualmente, el Pueblo ruso comprende cuando en Siria hablamos de actos de terrorismo idénticos a esos que ellos han sufrido. A esta razón se debe que el Pueblo ruso rechace el discurso “occidental” de “los terroristas buenos y los terroristas malos”. 

Añadiéndose a dichos factores, hallamos los nexos familiares sirio-rusos a los que me refería anteriormente, y que no habrían llegado jamás a desarrollarse sin la existencia de características comunes tanto culturales y sociales como intelectuales. Súmese a ello los intereses geopolíticos de que hemos hablado ya. Rusia, a diferencia de los europeos y de “occidente”, está bien concienciada respecto de las consecuencias de desestabilizar Siria y la región, tanto como respecto del efecto que esto tendría para la extensión del terrorismo, proceso inextricable al primero. 

Es el conjunto de estos factores lo que perfila la solidaridad política con Siria de un gran país como Rusia. Su posición no se funda sobre uno o dos elementos, sino que se funda en su perspectiva de comprehensividad histórica, cultural e intelectual. 

ENTREVISTADOR: Señor Presidente: ¿qué va a ocurrir en Ginebra II?; ¿qué expectativas tiene usted en relación a esta Conferencia?

PRESIDENTE AL-ASSAD: El objetivo de la Conferencia de Ginebra es apoyar el proceso político y facilitar una solución política a la “crisis”. De todos modos, esto no puede ser alcanzado antes de haber detenido el apoyo extranjero al terrorismo. Esperamos que la Conferencia de Ginebra se iniciará ejerciendo presión sobre aquellos países que apoyan al terrorismo contra Siria, a fin de detener su pertrechado armamentístico y el alud de terroristas extranjeros hacia el interior del país. Si esto es alcanzado, los pasos políticos pueden ser andados fácilmente, siendo, entre ellos, el primordial, iniciar un diálogo entre sirios para discutir el futuro sistema político, la Constitución, legislaciones varias y otras cuestiones. 

ENTREVISTADOR: Gracias por su sinceridad y por hacer una exposición tan transparente durante esta entrevista.